Las elecciones y el nuevo orden mundial

No existe diferencia visible en la manera en que los dos candidatos ven el nuevo orden mundial tras la guerra fría. Pero hay una que ellos se atribuyen dentro del orden de prioridades. Bush parece haber estimado que el fin de la historia anunciado por el célebre texto de Francis Fukuyama, es decir, la victoria definitiva del modelo ideológico liberal sobre el comunismo, bastaría para asegurar la perennidad del imperio americano.Clinton ha concluido, quizá tras la lectura de Auge y caída de las grandes potencias, de Paul Kennedy, otro best seller de principios de los...

No existe diferencia visible en la manera en que los dos candidatos ven el nuevo orden mundial tras la guerra fría. Pero hay una que ellos se atribuyen dentro del orden de prioridades. Bush parece haber estimado que el fin de la historia anunciado por el célebre texto de Francis Fukuyama, es decir, la victoria definitiva del modelo ideológico liberal sobre el comunismo, bastaría para asegurar la perennidad del imperio americano.Clinton ha concluido, quizá tras la lectura de Auge y caída de las grandes potencias, de Paul Kennedy, otro best seller de principios de los noventa, que América debería primero volver a poner en orden su economía y su sociedad para poder continuar desempeñando lo que piensa que es su "destino manifiesto" de guía de un nuevo orden mundial.La única cuestión de las elecciones del 3 de noviembre que importa fuera de Estados Unidos es, en definitiva, saber si la voluntad anunciada de cuidar los males de Detroit para salvar el mal americano llevará a la nueva Administración a redefinir sus relaciones internacionales, ahora multipolares. O bien, y los dos candidatos lo defienden, si acabará transformando en realidad el viejo eslogan: i Yankee go home! Si el nuevo orden mundial no puede resumirse en la pax americana administrada por Washington, no habría gran cosa que ganar con un nuevo aislamiento americano.

3 de noviembre