Cartas al director

Vayan y vean

En una ciudad como Madrid, ocupadas sus calzadas y aceras por los coches con el ostensible consentimiento de las autoridades municipales, ahora parece que la derecha que gobierna la ciudad ha decidido destruir las plazas como lugares de esparcimiento. En la Puerta del Sol han puesto unos pinchos alrededor de las fuentes, donde se, sentaban inmigrantes y nativos, con el claro objetivo de darles por el asiento a esa gente tan poco fina. Y en la plaza de Santa Ana, una de las poquísimas zonas abiertas y arboladas de esa parte de la ciudad, con el fin de acabar con el mercadillo de artesanía que s...

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En una ciudad como Madrid, ocupadas sus calzadas y aceras por los coches con el ostensible consentimiento de las autoridades municipales, ahora parece que la derecha que gobierna la ciudad ha decidido destruir las plazas como lugares de esparcimiento. En la Puerta del Sol han puesto unos pinchos alrededor de las fuentes, donde se, sentaban inmigrantes y nativos, con el claro objetivo de darles por el asiento a esa gente tan poco fina. Y en la plaza de Santa Ana, una de las poquísimas zonas abiertas y arboladas de esa parte de la ciudad, con el fin de acabar con el mercadillo de artesanía que se instalaba allí una vez a la semana, han decidido acabar con su condición de plaza. La han dividido en supuestas zonas ajardinadas, donde las plantas que colocaron para su inauguración se secaron al cabo de una semana, y han sido sustituidas por hediondas zonas de defecación perruna. Frente al teatro Español hay una rampa que se supone tenía el destino de fuente con una bellísima escultura de Federico García Lorca realizada por el extraordinario artista Julio López Hernández. La rampa está cubierta de charcas pestilentes, y la escultura está guardadita en el vestíbulo del teatro. Y para más inri, en esta difunta plaza, las sensibles autoridades locales han quitado los bancos donde tradicionalmente se sentaban los modestos y dignísimos ancianos del barrio. Vayan y vean.-

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