España y Marruecos intercambiarán mandos policiales para combatir inmigración y droga

Marruecos y España intercambiarán mandos policiales para coordinar y consolidar la lucha conjunta contra el tráfico de estupefacientes y la inmigración clandestina a Europa. La entrada en vigor de este acuerdo bilateral ha coincidido con la decisión adoptada el pasado viernes por el Gobierno de Rabat de ratificar la convención de las Naciones Unidas de 1988 contra las drogas y el blanqueo de dinero proveniente de este comercio ílicito.

Con estas dos decisiones, de profunda trascendencia política, Marruecos se suma de manera clara y tajante a la lucha contra las drogas y la inmigración c...

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Marruecos y España intercambiarán mandos policiales para coordinar y consolidar la lucha conjunta contra el tráfico de estupefacientes y la inmigración clandestina a Europa. La entrada en vigor de este acuerdo bilateral ha coincidido con la decisión adoptada el pasado viernes por el Gobierno de Rabat de ratificar la convención de las Naciones Unidas de 1988 contra las drogas y el blanqueo de dinero proveniente de este comercio ílicito.

Con estas dos decisiones, de profunda trascendencia política, Marruecos se suma de manera clara y tajante a la lucha contra las drogas y la inmigración clandestina, en la que están empeñados desde hace años los países comunitarios.El Gobierno de Rabat ha aceptado así las sugerencias que venía recibiendo desde hace tiempo por los países europeos de sumarse a este combate. Las últimas recomendaciones europeas a Rabat partieron hace una semana de Salamanca, donde se celebró una reunión de diplomáticos españoles y franceses sobre el Magreb y desde donde se pidió su colaboración.

Hassan II, promotor

El promotor, sin embargo, de este giro político ha sido el propio rey Hassan II, que a principios de la pasada semana celebró en el palacio de, Rabat una reunión extraordinaria y ampliada de su Gabinete, en la que impartió directrices tajantes y firmes para combatir los dos problemas. El rey no sólo dio directrices generales, sino que también ordenó que se adoptaran disposiciones concretas, como, por ejemplo, la entrada en vigor de un nuevo arsenal jurídico que permita combatir al mismo tiempo y con efectividad el tráfico de drogas y la inmigración clandestina.

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Uno y otro son fenómenos que coinciden en lo geográfico y se hallan íntimamente vinculados. En primer lugar, tráfico e inmigración, se desarrollan en la misma zona del norte de Marruecos, en la región del Rif, y, como asegura el sociólogo y geógrafo socialista magrebí Fuad Zaim, son los dos ejes principales, junto con el contrabando, que configuran la economía de esta región, una de las más deprimidas, olvidadas y conflictivas del reino. Pero además se ha producido en esta misma zona un fenómeno curioso, como es el de la intercambiabilidad de los dos comercios, de forma que los traficantes especializados en conducir las pateras con emigrantes de un lado a otro del Estrecho de Gibraltar, se dedican también alternativamente a transportar la droga.

Este fenómeno y todas sus circunstancias afectan directamente a España, ya que sociológica y económicamente los ciudadanos del Rif se sienten vinculados a la Península. Este hecho ha sido recientemente subrayado por el sociólogo e historiador español Bernabé López García, de la Universidad Autónoma de Madrid, que ha establecido, gracias a un estudio de los expedientes de regularización de inmigrantes ¡legales, que el punto de partida de los clandestinos es el Rif, y su meta, el Levante español.

El Gobierno de Rabat era consciente del problema originado por el tráfico de drogas y la inmigración clandestina. Prueba de ello es la estadística del Ministerio del Interior, que sólo en 1991 aprehendió 47 toneladas de concentrado de cannabis y detuvo a más de 10.000 traficantes. Pero todo este esfuerzo venía resultando insuficiente ante la pujanza y las influencias de las mafias internacionales, que tratan de con centrar en el norte de Marruecos los residuos de organizaciones que han venido actuando en los últimos años en algunas repúblicas suramericanas.

Marruecos, que tradicional mente ha venido siendo un país ordenado y seguro gracias a una trama de servicios policíales heredados del colonialismo francés, ha sufrido en los últimos años, por el contrario, una oleada de violencia, principalmente en las grandes ciudades.

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