Juan Pablo II proclama 19 nuevos beatos, tres de ellos españoles

Unas 15.000 personas, llegadas principalmente -de Irlanda, España y Francia, asistieron ayer en la plaza de San Pedro- llena en menos de un cuarto de su aforo a la ceremonia de proclamación de 19 nuevos beatos, tres de ellos españoles. Se trataba de una de las primeras beatificaciones celebradas tras la multitudinaria de José María Escrivá de Balaguer, el fundador de Opus Dei, que congregó a más de 150.000 seguidores. La ceremonia de ayer marcaba, además, la vuelta a la actividad normal del papa Juan Pablo II, tras la operación que sufrió en julio y las largas vacaciones en Castelgandolfo.
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Unas 15.000 personas, llegadas principalmente -de Irlanda, España y Francia, asistieron ayer en la plaza de San Pedro- llena en menos de un cuarto de su aforo a la ceremonia de proclamación de 19 nuevos beatos, tres de ellos españoles. Se trataba de una de las primeras beatificaciones celebradas tras la multitudinaria de José María Escrivá de Balaguer, el fundador de Opus Dei, que congregó a más de 150.000 seguidores. La ceremonia de ayer marcaba, además, la vuelta a la actividad normal del papa Juan Pablo II, tras la operación que sufrió en julio y las largas vacaciones en Castelgandolfo.

"La beatificación de estos tres hijos predilectos de la Iglesia de España es motivo de profunda acción de gracias a Dios", dijo en su homilía el Papa, que parecía bien, recuperado y presentaba buen aspecto. Los tres españoles que subieron ayer a los altares son dos monjas, dedicadas al cuidado de los pobres enfermos y de los ancianos bolivianos, respectivamente, y un ascético burgalés de buena familia, que murió a los 27 años como monje trapense."¡Sólo Dios!, repetía con frecuencia en sus escritos", recordó ayer el Pontífice refiriéndose a Rafael Arnaiz Barón (Burgos, 1911 -Dueñas, 1938), propuesto como modelo de la juventud por el propio Juan Pablo II en 1989.

"De una familia de buena sociedad y profundamente religiosa", según se destaca en su biografía oficial, Rafael Arnaiz estudió en los jesuitas de Burgos y Oviedo y en la Escuela de Arquitectura de Madrid, hasta que, en 1933, tomó los hábitos de cisterciense trapense.

Su experiencia de clausura fue, pues, breve interrumpida por frecuentes enfermedades que marcaron la vida del nuevo beato. Ya en 1921, a los 10 años de edad, Rafael. Arnaiz fue consagrado por su padre a la Virgen del Pilar, en agradecimiento por haber superado unas "fiebres colicobacilares". "Una aguda diabetes sacarina" condicionaría luego sus contados años monásticos.

Curada por San Miguel

También María Josefa del Corazón de Jesús Sancho de Guerra (Vitoria, 1842-Bilbao, 1912) "quedó tullida y como inmóvil de ambas piernas" tras caerse de un banco cuando tenía sólo dos años. Murió de "una grave enfermedad que le dejó casi paralítica", no relacionada con las lesiones infantiles, ya que de aquellas fue curada "por el arcángel San Miguel", venerado en el santuario del monte Aralar (Navarra).De familia modesta y huérfana de padre a los siete años, esta nueva beata fundó en 1874, con la ayuda del sacerdote Mariano de Ibargüengoitia, párroco de San Antón de Bilbao, el Instituto de las Siervas de Jesús de la Caridad.

Esta orden se dedica básicamente al cuidado de enfermos pobres en España y algunos países latinoamericanos.

América Latina, y sobre todo Bolivia, fue la tierra de misión predilecta de Nazaria Ignacia de Santa Teresa de Jesús, March Mesa (Madrid, 1889-Oruro, Bolivia, 1943). Hija de un marino mercante que emigró con la familia a México, esta tercera beata española proclamada ayer fundó en Oruro la Congregación de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, en torno a un asilo de ancianos.

Mártires irlandeses

Una monja francesa, Léonie Françoise de Sales, y 15 mártires irlandeses asesinados por los ingleses en los siglos XVI y XVII completaron el elenco de los 19 beatos proclamados. Los nuevos beatos irlandeses, muertos entre 1579 y 1645, forman un grupo representativo de las víctimas católicas de este periodo sangriento de luchas político-religiosas, y representan a todas las provincias irlandesas, hombres y mujeres, clérigos y laicos.Junto a los obispos de las diócesis interesadas, destacaron entre los invitados españoles el presidente de Castilla y León, Juan José Lucas Jiménez; el consejero de Justicia del Gobierno vasco, José Ramón Recalde; el alcalde de Vitoria, Ángel Cuerda, y el alcalde de Burgos, patria chica del beato Rafael Arnaiz, Valentín Niño.

La delegación oficial española estuvo presidida, como es habitual, por el embajador ante la Santa Sede, Jesús Ezquerra, e incluía al director general de Asuntos Religiosos, José María Llamazares.

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