Cartas al director

Las vaquillas de La Bañeza

Respondo desde el Mediterráneo al escrito de María Teiresa Ramos (EL PAÍS, 9 de septiembre) sobre el canallesco acto de La Bañeza (León), con agonía larga del animal a base de garrotazos, puntillazos y cuchilladas. A la citada señora le molesta que otra lectora del diario EL PAÍS muestre compasión por el dolor infligido, ya que -según la señora Ramos- primero habría que preocuparse por lograr la utopía de un mundo sin delincuencia, sin terrorismo, etcétera.Ignoro si la preocupación de María Teresa por tales calamidades sobre los humanos es tanta que no le queda tiempo para otros menesteres; lo...

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Respondo desde el Mediterráneo al escrito de María Teiresa Ramos (EL PAÍS, 9 de septiembre) sobre el canallesco acto de La Bañeza (León), con agonía larga del animal a base de garrotazos, puntillazos y cuchilladas. A la citada señora le molesta que otra lectora del diario EL PAÍS muestre compasión por el dolor infligido, ya que -según la señora Ramos- primero habría que preocuparse por lograr la utopía de un mundo sin delincuencia, sin terrorismo, etcétera.Ignoro si la preocupación de María Teresa por tales calamidades sobre los humanos es tanta que no le queda tiempo para otros menesteres; lo que sí ciertamente parece ignorar es que la sensibilidad ante el sufrimiento se manifiesta ante todo dolor, sea éste grande o pequeño, y sea cualquiera el ser vivo que lo padezca.

Quien hable con alguna de las personas que benévolamente durante sus vacaciones marchan a África a cuidar leprosos y enfermos, oirá que les indignan los espectáculos denigrantes como las vaquillas de la meseta central.

En cambio, los que lanzan la excusa del sufrimiento humano para que ni siquiera se hable del dolor animal son los que nada hacen ni en favor de personas ni de animales.-

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