El apuñalamiento de dos hombres en el centro descubre el enojo vecinal

Un valenciano de 28 años agonizaba ayer, a las 5.35, tumbado sobre un gran charco de sangre en la esquina de la calle del Barco con la de Puebla. Tenía seis puñaladas en el cuerpo. Unos minutos antes, un chileno de 29 años, con una cuchillada en el costado, se arrastraba por la calle de San Vicente Ferrer. A los vecinos no les extrañó, porque la inseguridad es un denominador común en su barrio: dicen que se sienten desprotegidos y que no ven a la policía.

A dos pasos de donde se secaba la sangre de Sabater, en la calle del Barco, está el bar García, cuyo dueño, Celedonio, tiene que cerr...

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Un valenciano de 28 años agonizaba ayer, a las 5.35, tumbado sobre un gran charco de sangre en la esquina de la calle del Barco con la de Puebla. Tenía seis puñaladas en el cuerpo. Unos minutos antes, un chileno de 29 años, con una cuchillada en el costado, se arrastraba por la calle de San Vicente Ferrer. A los vecinos no les extrañó, porque la inseguridad es un denominador común en su barrio: dicen que se sienten desprotegidos y que no ven a la policía.

A dos pasos de donde se secaba la sangre de Sabater, en la calle del Barco, está el bar García, cuyo dueño, Celedonio, tiene que cerrar a eso de las nueve de la noche, cuando la zona se convierte, dice, en un foco de trapicheo de drogas. "Antes echaba el cerrojo después de la medianoche, pero ahora cierro los servicios y al que no me gusta le atiendo mal para que no vuelva". Los últimos ocho años han sido muy difíciles en el negocio, dice el hombre. "La Policía Municipal está aquí al lado, en la calle de la Ballesta, y no aparece", dice una vecina.La policía sospecha que Sabater murió por un ajuste de cuentas, dado que el hombre tenía ocho antecedentes policiales, los tres últimos por tráfico de drogas. Los intentos del Servicio de Ayuda Municipal y Rescate (SAMUR) fueron inútiles. Con seis puñaladas -tres en un brazo y tres en el abdomen-, murió en el hospital Clínico.

Diez minutos antes, a las 5.25, Mario Roberto Palma Silva, un chileno de 29 años, fue recogido del pavimento de la calle de San Vicente Ferrer, a la altura del número 25. Tenía una puñalada en el abdomen y fue evacuado por la Policía Municipal al hospital Clínico. En el camino les contó que un amigo suyo, tunecino, le había herido.

Por un cigarro

La policía averiguó después que uno de los hombres con quienes habita en un solar de una plaza cercana, la de Juan Pujol, le apuñaló. Discutían por un cigarro.

Pero es que tres horas antes, en la misma calle, hubo una pelea entre africanos que despertó a los vecinos. "Como cada noche", decía ayer, ojeroso, Alejandro Martín, de 29 años, que vive en el número 23. "SI es que aquí hemos visto vender heroína en balanzas de precisión como si fueran lechugas

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"Todavía estamos esperando a que el delegado del Gobierno, Segismundo Crespo, nos cuente su plan para paliar la inseguridad en el distrito Centro", comenta el presidente de la Asociación de Vecinos del barrio de Maravillas, José Martínez, "y no podemos hablar de cómo actúa la policía porque no la vemos. Las campañas que hacen son de imagen, duran cinco días y ya está". Javier González, presidente de la Asociación de Vecinos de la Zona Centro Gran Vía-San Bernardo (Aveco), dice que no sería extraño que el enojo vecinal estallase "tomando el ciudadano la justicia por su mano". "No nos metemos en quién tiene la culpa, pero la actuación policial no es eficaz. Les vemos a días y a ratos, pero a partir de las ocho, no".

La Jefatura Superior de Madrid responde que 136 policías en tres turnos están dedicados a patrullar esa zona conflictiva desde octubre. Han hecho una media de seis detenciones diarias, en su mayoría de personas reclamadas por los jueces.

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