La borriquilla y el becerro
La parodia marcó ayer la tradicional becerrada de Campo Real (unos 2.000 habitantes). Los siete mozos protagonistas de la lidia sustituyeron en la suerte de varas el caballo por una enclenque borriquilla. El picador redujo la protección del animal a una tela acolchada en los laterales y a un pañuelo morado sobre sus ojos. Los mozos, siempre desde la parte opuesta al becerro (como muestra la fotografía), se entregaron con celo para que el débil animal se mantuviera en pie ante las decisivas embestidas....
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
La parodia marcó ayer la tradicional becerrada de Campo Real (unos 2.000 habitantes). Los siete mozos protagonistas de la lidia sustituyeron en la suerte de varas el caballo por una enclenque borriquilla. El picador redujo la protección del animal a una tela acolchada en los laterales y a un pañuelo morado sobre sus ojos. Los mozos, siempre desde la parte opuesta al becerro (como muestra la fotografía), se entregaron con celo para que el débil animal se mantuviera en pie ante las decisivas embestidas.