Ningun ministro ni alto cargo del PSOE sabe aun si el presidente del Gobierno será candidato

Ningún ministro ni alto cargo del PSOE sabe si el presidente del Gobierno, Felipe González, encabezará o no el cartel socialista en las próximas elecciones legislativas. Éste es el dato político más notorio en el clima de incertidumbre que se te abre al Gobierno al comienzo del curso. Las malas perspectivas económicas, reconocidas por el Gobierno, están aún más condicionadas por las dudas sobre la ratificación del Tratado de Maastricht por parte de los países europeos, y concretamente sobre el referéndum que el día 20 se celebra en Francia. El debate sobre los próximos Presupuestos del Estado ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Ningún ministro ni alto cargo del PSOE sabe si el presidente del Gobierno, Felipe González, encabezará o no el cartel socialista en las próximas elecciones legislativas. Éste es el dato político más notorio en el clima de incertidumbre que se te abre al Gobierno al comienzo del curso. Las malas perspectivas económicas, reconocidas por el Gobierno, están aún más condicionadas por las dudas sobre la ratificación del Tratado de Maastricht por parte de los países europeos, y concretamente sobre el referéndum que el día 20 se celebra en Francia. El debate sobre los próximos Presupuestos del Estado se circunscribirá al reparto de unos recursos que han quedado muy menguados por la política de ajuste que se ha comprometido a realizar el Gobierno.

Más información

La dirección del PSOE contempla con inquietud la difícil perspectiva política que se abre ante la permanente duda de si González acabará por presentarse o no a las próximas legislativas como candidato a la presidencia del Gobierno. El propio González ha alentado en ocasiones esas dudas y, a lo largo de este verano, no ha despejado incógnita alguna, ni siquiera con sus más allegados, según aseguran directos colaboradores suyos.Dirigentes del PSOE de. unas y otras familias aseguran que esta situación no es positiva. "El secretario general podría terminar con este juego si abandonara la ambigüedad y dijera claramente que va a ser el candidato, algo que todos deseamos", expresó ayer un caracterizado miembro del aparato.

El hecho es que la permanencia de esta incógnita, a menos de un año de la convocatoria de los comicios -si no se adelantan- y con un difícil final de legislatura, está provocando un desgaste en el partido con los movimientos de unos sectores y otros del partido socialista que preparan sus alternativas y están haciendo sus campañas en la hipótesis de que González, finalmente, no encabezara las listas socialistas en 1993. "Está hermético en ese punto, aunque se le ve en forma", dice una persona próxima al presidente del Gobierno.

La incógnita francesa

Pero Felipe González centra ahora sus esfuerzos en contribuir a despejar otra incógnita: la del referéndum sobre el Tratado de Maastricht que el próximo día 20 se celebra en Francia, y en cuya campaña ha participado directamente. "No es para menos porque, en el caso de que en Francia triunfe el no, el Gobierno se vería obligado a cambiar de estrategia política y a reconocer la gravedad de la nueva situación, rodeada de grandes incertidumbres", afirma un alto cargo del Ejecutivo.Felipe González ha reconocido en privado su malestar por la iniciativa del presidente francés, François Mitterrand, al realizar esta convocatoria en la que se juega la apuesta europea a una sola carta, porque "el proyecto europeo sin Francia es imposible".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Por el contrario, la respuesta positiva francesa originaría un clima de optimismo que impulsaría al Gobierno español, que ha vinculado su programa para 1997 a la convergencia con Europa, señala un miembro del Ejecutivo. "El reforzamiento del Tratado de Maastricht, la competencia con el marco alemán, contribuiría al despegue económico de España", añade.

Paralelamente, el Gobierno afronta un debate presupuestario en un clima polémico por el recorte que habrán de sufrir los departamentos de gasto. Las primeras consecuencias políticas del ajuste económico, con el que el Gobierno comienza el curso, han sido el distanciamiento de los aliados del PSOE durante la legislatura -el Partido Nacionalista Vasco y Convérgencia i Unió (CiU) , que no quieren verse arrastrados por el coste electoral que le va a acarrear a los socialistas. De todos modos, la financiación autonómica será una piedra de toque para las relaciones entre el Gobierno y los nacionalistas catalanes.

Recorte presupuestario

Las líneas generales del recorte presupuestario ya son conocidas por los miembros del Ejecutivo. Las pensiones y la inversión pública se van a mantener. Pero los gastos corrientes -como el de personal de la Administración- se van a contener y el capítulo de subvenciones -a la Industria, cultura...- va a sufrir una fuerte merma.Las espadas están en alto en los ministerios, pero "también está asumida la idea entre los ministros de que la situación es dura, con lo que se mitigará algo el debate", asegura un miembro del Ejecutivo.

Pese al grave deterioro de la imagen ante la opinión pública del equipo económico y de su titular, Carlos Solchaga, en el Gobierno no se respira un clima de ajuste de cuentas. "La política económica a desarrollar en estos momentos es la que plantea Carlos Solchaga y, si hay un problema de imagen, se puede zanjar en el siguiente equipo de Gobierno, con nuevas caras y un cambio de formas", afirma un alto cargo del Ejecutivo.

Pero el Gobierno tiene también que zanjar en muy pocos meses una serie de promesas importantes, incumplidas a lo largo de la presente legislatura, como la reforma del Código Penal, la Ley de Arrendamientos Urbanos y el Plan Hidrológico, entre los proyectos más importantes. También permanecen pendientes de cumplir las reformas estructurales previstas en el plan de convergencia, presentado por el Gobierno.

Una pequeña luz se abre, sin embargo, para el Gobierno, en medio de este clima sombrío, con la predisposición de los sindicatos al diálogo social que, al regreso del verano, parecen más inclinados a la negociación con el Ejecutivo.

Archivado En