"Los legionarios están para eso"

Los voluntarios del Tercio esperan en Ronda su partida hacia la antigua Yugoslavia

El guineano optó finalmente por uno de los aparatos de tensión que le mostraba la farmacéutica: "Te lo pagaré en cuatro veces", precisó. "¿Y si te vas a Yugoslavia, qué?", bromeó la muchacha. "Entonces tendrán que pagarte mis hijos", replicó sin sombra de preocupación el legionario. A pesar del diálogo en la farmacia, la ciudad malagueña de Ronda, donde se ubica el IV Tercio Alejandro Farnesio de la Legión, no parece haberse inmutado al conocer la previsible partida de 400 legionarios para la guerra yugoslava.

Fuera de los muros del cuartel, la expectación sólo ha sido traspasada al bar...

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El guineano optó finalmente por uno de los aparatos de tensión que le mostraba la farmacéutica: "Te lo pagaré en cuatro veces", precisó. "¿Y si te vas a Yugoslavia, qué?", bromeó la muchacha. "Entonces tendrán que pagarte mis hijos", replicó sin sombra de preocupación el legionario. A pesar del diálogo en la farmacia, la ciudad malagueña de Ronda, donde se ubica el IV Tercio Alejandro Farnesio de la Legión, no parece haberse inmutado al conocer la previsible partida de 400 legionarios para la guerra yugoslava.

Fuera de los muros del cuartel, la expectación sólo ha sido traspasada al bar de la Asociación de Antiguos Caballeros Legionarios. La aparición de la cabecera del Telediario en la pantalla del televisor, anunciando el informativo nocturno, acalló las voces de clientes y camareros ex legionarios que siguen con ansiedad las noticias sobre el envío de un contingente militar español a la república bosnia."Veinte años menos y la pata sana, y ya verías tú", se exaltaba el pasado viernes uno de los integrantes de la Asociación de Antiguos Legionarios mientras se aproximaba a la barra.

"¡Dios mío, me los veo allí a los tres!". Manuela Felipe, esposa y madre de legionarios, sitúa su temor en las antípodas de las inquietudes de los hombres que atiende. "Una no se acostumbra nunca. Y tanto que me dará el infarto, como que son tres los que tengo allá abajo". Incluso su cuarto hijo, Antonio Garrido Felipe, de 25 años, que abandonó el servicio hace un lustro y sirve el bar familiar, se plantea la posibilidad de reengancharse en la Legión si finalmente las tropas del Alejandro Farnesio parten para los Balcanes.

Bombero

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Escoltado por la imagen tuerta de Millán Astray, fundador de la Legión, Franco y Rafael Valenzuela, cuyos rostros cuelgan en la pared, un ex legionario, participante de la Marcha verde, trata de exponer los designios de la carrera militar a la atribulada madre. "Un bombero está para apagar el fuego, y los militares están para esto, para luchar, pero eso a una madre no se le puede explicar".

A varias calles de distancia, los legionarios en activo con pase de fin de semana, que han preferido permanecer en Ronda, charlan en uno de sus pubs habituales. Miguel Ángel Pujol Cortés, de 20 años, elude cuestionarse su hipotético envío al escenario bélico. "Estoy aquí para eso. Es mi trabajo y me gustaría ir. Ilusión no me hace. ¡Al loro! Que te haga ilusión es una cosa rara, pero no siempre voy a estar haciendo lo mismo", arguye. Al igual que Enrique Galdón Valerio, capataz de la Agencia del Medio Ambiente (AMA) en su vida civil, ambos elogian el espíritu aventurero del tercio, el compañerismo y la preparación castrense. "Estoy orgulloso de ser un novio de la muerte. Si me manda a la guerra es porque estoy aquí para ello. Y me da igual que sea para matar o no", remacha Galdón.

El cabo primero de la Bandera de Operaciones Especiales de la Legión (BOEL), Jesús Verdesoto Francisco, de 31 años, con 14 de permanencia en la legión, describe como la mayor frustración de toda la tropa "el que nunca hemos entrado en combate para demostrar nuestras perfección técnica".

Verdesoto, que se vanagloria de pertenecer a "una bandera de élite dentro de un tercio de élite" distingue entre el voluntariado de reemplazo y los voluntarios especiales. "Para nosostros la Legión significa corregir la vida porque rechazamos la injusticia de la sociedad. Venimos a dar todo a cambio de nada, mientras que la mayoría de los modernos vienen por un sentimiento distinto. Están aquí por el dinero, aunque el espíritu del legionario se termina forjando igual".

Legionario prototípico, el cabo de BOEL exhíbe al gesticular los tatuajes que invaden su antebrazo izquierdo: el monumento a los caídos en la contienda civil -"por la bandera española", matiza-; la figura de un novio de la muerte pensando; el símbolo de la victoria franquista, un Cetine y una pistola. Para Jesús Verdesoto, la satisfacción a su regreso de Bosnia-Herzegovina residiría en la certeza de que "la gente de Yugoslavia recibió sin ninguna novedad toda la ayuda humanitaria. Porque eso que va a hacer el Gobierno me parece bien, también estamos para estas misiones".

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