Cartas al director

Vergüenza ajena

Una es optimista y cree que, en los últimos años del siglo XX y en un Estado occidental como es España, se va avanzando en bastantes aspectos. Sin embargo, me basta con poner la tele para que empiece a convertir mi optimismo en tristeza e indignación. Ya casi se me había pasado la vergüenza ajena que sentía al ver el racismo que subyace en el anuncio de un jabón líquido, donde se ve duchándose a una mujer embarazada que tendrá un niño rubio, de ojos azules y de piel muy blanquita y muy sana. Y, de repente, me veo obligada a soportar en medios de comunicación el infamante anuncio de las ...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Una es optimista y cree que, en los últimos años del siglo XX y en un Estado occidental como es España, se va avanzando en bastantes aspectos. Sin embargo, me basta con poner la tele para que empiece a convertir mi optimismo en tristeza e indignación. Ya casi se me había pasado la vergüenza ajena que sentía al ver el racismo que subyace en el anuncio de un jabón líquido, donde se ve duchándose a una mujer embarazada que tendrá un niño rubio, de ojos azules y de piel muy blanquita y muy sana. Y, de repente, me veo obligada a soportar en medios de comunicación el infamante anuncio de las rebajas de unos grandes almacenes donde hombres abandonados, en casas desordenadas y comiendo pizza lloran y lloran desconsoladamente porque su mujer se, ha ido a las rebajas.No consigo entender cómo el Gobierno crea y mantiene organismos de ayuda a la mujer o de atención al inmigrante, y permite que algunas campañas publicitarias nos abofeteen la sensibilidad con anuncios tan repugnantemente racistas y machistas. Lo peor de todo es que los publicistas basan sus campañas en estudios sociológicos que, seguramente, les dan pie a hacer este tipo de anuncios.-

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Archivado En