A vivir con lo que hay

La situación no da para más. El mercado se ha acostumbrado a vivir con lo que hay: menor crecimiento económico, tipos de interés altos para atajar la inflación y pocas posibilidades a corto de que puedan caer de forma significativa. El panorama económico sigue desincentivando a la Bolsa. La repercusión para las empresas queda de manifiesto en el espectacular aumento de las suspensiones de pagos. La economía entró hace dos años, tras la guerra del Golfo, en un ciclo bajista, y nadie se aventura a pronosticar en qué parte del ciclo nos encontramos ahora. Experiencias pasadas demuestran, sin emba...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La situación no da para más. El mercado se ha acostumbrado a vivir con lo que hay: menor crecimiento económico, tipos de interés altos para atajar la inflación y pocas posibilidades a corto de que puedan caer de forma significativa. El panorama económico sigue desincentivando a la Bolsa. La repercusión para las empresas queda de manifiesto en el espectacular aumento de las suspensiones de pagos. La economía entró hace dos años, tras la guerra del Golfo, en un ciclo bajista, y nadie se aventura a pronosticar en qué parte del ciclo nos encontramos ahora. Experiencias pasadas demuestran, sin embargo, que los salarios altos y la destrucción de empleo suelen dar paso, tarde o temprano, a otra etapa de salarios más bajos.En esta situación, la prudencia sigue siendo la regla de conducta más habitual en este mercado. El inversor no se deja arrastrar fácilmente por las subidas de otras bolsas, pero sigue siendo mucho más sensible a las caídas. El índice general de Barcelona llegó a quedar ayer de nuevo por debajo del 190%. Por sectores, servicios, cementos y químicas perdieron posiciones, mientras algunas eléctricas sirvieron de refugio para algunos inversores con liquidez que se resisten a dejar la Bolsa.

Archivado En