Reportaje:

Hiel contra miel

La Alcarria se moviliza contra la construcción de una macrocárcel

"La Alcarria es un hermoso país al que a la gente no le da la gana ir". A la gente, quizá no, pero a las cárceles, sí. El premio Nobel Camilo José Cela, autor de aquella frase en su Viaje de 1946, es el vecino que ahora encabeza un escrito contra la instalación de una macrocárcel en la comarca, entre Torija y Trijueque. La Alcarria se alza en pie de guerra contra una decisión que, según el Ministerio de Justicia, aún no es definitiva.

El alcalde de Torija, Pedro Aguilar -independiente en lista del PSOE- hojea el folleto titulado "centro penitenciario prototipo". Llegó al Ayuntamiento po...

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"La Alcarria es un hermoso país al que a la gente no le da la gana ir". A la gente, quizá no, pero a las cárceles, sí. El premio Nobel Camilo José Cela, autor de aquella frase en su Viaje de 1946, es el vecino que ahora encabeza un escrito contra la instalación de una macrocárcel en la comarca, entre Torija y Trijueque. La Alcarria se alza en pie de guerra contra una decisión que, según el Ministerio de Justicia, aún no es definitiva.

El alcalde de Torija, Pedro Aguilar -independiente en lista del PSOE- hojea el folleto titulado "centro penitenciario prototipo". Llegó al Ayuntamiento por mensajero. A mal presagio, respuesta inmediata: "cárcel, no", se lee en las calles de este pueblo de 360 habitantes. El mismo cartel recibe al visitante en Trijueque -de tamaño similar-, a cuatro kilómetros de distancia.El impreso y una llamada telefónica pidiendo colaboración para los topógrafos han sido las únicas señales oficiales que ha dado el Ministerio de Justicia al Ayuntamiento de Torija sobre su intención de instalar en la zona una cárcel con cabida para un millar de internos.

La reacción en la comarca ha sido rápida. Los alcaldes -cinco del PSOE y cuatro del PP- preparan protestas desde la coordinadora que integra también a Cañizar, Caspueñas, Ciruelas, Gajanejos, Brihuega, Aldeanueva y Valdegrudas. "Si no nos hacen caso, habrá que ponerse burros", advierte Aguilar, un filólogo de 29 años. Torija es el centro de la protesta.

La Alcarria se moviliza y pinta pancartas. "Nos están masacrando", dice el pintor Jesús Campoamor. Apuesta por acabar con la resignación que ha permitido tener dos centrales nucleares. "Estamos manifestándonos en contra por si sirve de algo", afirma Miguel Montalbán, el juez de paz, que descansa junto a la picota del pueblo. Le preocupan las futuras compañías y el riesgo de atentados. "Ahora nadie va a la cárcel por robar gallinas", matiza.

"A mi poco me va a pasar. Como mucho, que me quiten el monedero. Pero tengo nietos y sé que con la cárcel llegará la droga y la delincuencia. No quiero dejarles esa herencia", razona Concepción Arroyo. Le gustaría seguir saliendo de casa sin cerrar la puerta. La tranquilidad es lo que más valoran los torijanos.

"De riqueza, nada"

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"De riqueza, nada. Esto será un tránsito. Los de la cárcel irán y vendrán de Guadalajara capital [a 17 kilómetros], que por eso quieren ponerla tan cerca", advierte el concejal del PP Francisco Ocaña. "Los presos los crea la sociedad, pero lo lógico es que cada provincia se chupe los suyos", propone el edil."Hay cosas que no se pagan con dinero. No conozco a nadie que esté a favor de la cárcel y creo que llevan bastante razón", tercia el cura de Torija, Jesús Sánchez. "La gente está preocupada. Tiene miedo al sida, a las violaciones. Cree que la cárcel traerá todos los males", puntualiza la médico, María Luz García Mazario. El caso de Olga, la niña asesinada en Villalón de Campos (Valladolid) a manos de un recluso, ha calado hondo.

"Además de los riesgos para la seguridad y el destrozo paisajístico, la cárcel impedirá cualquier tipo de desarrollo económico", apunta el alcalde. Enseña la carta de la alcaldesa de Maranchón, que pide que se instale allí la cárcel para reactivar el pueblo. Aguilar lamenta que, por "problemas políticos", se haya desechado la posibilidad de instalar la prisión en la zona de Usanos, en el término municipal de Guadalajara. "Allí hay 70.000 habitantes. No tendría tanto impacto. Si la hacen aquí, habrá más presos que lugareños".

"Mi futuro alcalde puede llegar a ser un preso o el que elijan ellos", apunta el secretario de los ayuntamientos de Torija y Trijueque, Celestino Ibáñez.

Como en tiempos del Viaje a la Alcarria, Manuel Paniagua está sentado en la plaza de Torija. Como entonces, sigue hablando en verso: "Bueno es que al pueblo le echen un cable, pero si vienen prejuicios, no es agradable". Hiel en tierra de miel.

En el Ministerio de Justicia se quejan de la insolidaridad" y los prejuicios que surgen en las localidades elegidas para edificar las nuevas cárceles, esas que deberán paliar el déficit de instalaciones. Para luchar contra la masificación actual de los establecimientos penitenciarios, está previsto construir 20.500 plazas en los próximos cinco años.

Problemas presupuestarios aparte, la cuestión plantea notables inconvenientes. En los últimos meses, Zuera, en Zaragoza; Soto del Real, en Madrid, y ahora Torija, en Guadalajara, se oponen a albergar penitenciarías. La coordinadora alcarreña ha entrado en contacto con aragoneses y madrileños a fin de intercambiar ayuda y experiencias. Ellos han ensayado desde manifestaciones hasta chuletadas y no se dejan convencer con los argumentos económicos del Ministerio. La secretaría general de Asuntos Penitenciarios asegura que intenta negociar con los ayuntamientos, a pesar de las dificultades. Pero puede construir los establecimientos penitenciarios sin contar con la licencia municipal. El alcalde de Torija se queja del "oscurantismo" de la iniciativa.

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