Detenida una. presunta perista de 80 años en la calle de la Ballesta

María gimotea y asegura que no puede dormir. Con casi 80 años, estuvo encerrada tres días en un calabozo acusada de comprar objetos robados. La mujer alquila habitaciones a dos peruanos, también detenidos. "No sé lo que harán ellos por ahí. Yo tengo que tener gente en casa. Mire usted, con mí pensión de 32.000 pesetas no me llega para nada". La policía se llevó de su piso de la calle de la Ballesta nueve relojes, ocho cámaras fotográficas y cinco calculadoras.

María vive en un amplio primer piso de una casa mugrienta de la calle de la Ballesta desde hace 35 años y asegura que lo suyo es...

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María gimotea y asegura que no puede dormir. Con casi 80 años, estuvo encerrada tres días en un calabozo acusada de comprar objetos robados. La mujer alquila habitaciones a dos peruanos, también detenidos. "No sé lo que harán ellos por ahí. Yo tengo que tener gente en casa. Mire usted, con mí pensión de 32.000 pesetas no me llega para nada". La policía se llevó de su piso de la calle de la Ballesta nueve relojes, ocho cámaras fotográficas y cinco calculadoras.

María vive en un amplio primer piso de una casa mugrienta de la calle de la Ballesta desde hace 35 años y asegura que lo suyo es la aguja. "Dicen que entran y salen hombres, y es que vienen a que les coja los bajos de los pantalones", dice, "y luego las visitas de estos chicos". María, viuda hace tres años de un pintor de brocha gorda, no para de llorar. "Me han echado cinco años encima".La semana pasada, unos policías de la comisaría de Centro detuvieron a Luis Alfredo Goicoechea Bernedo, de 21 años, y Luis Américo Huayapa Chávez, de 36. Ambos, de nacionalidad peruana, salían de un edificio de la calle de la Ballesta. Llevaban encima una bolsa con varios gramos de heroína, tres cadenas y dos sortijas de oro y cuatro cámaras fotográficas "de supuesta procedencia ilegal", según un portavoz policial. Los agentes averiguaron que los dos hombres habían estado, justo antes de ser detenidos, en la casa de, María, quien, junto con sus dos inquilinos, "compraba objetos robados".

La policía se presentó el jueves por la noche en el piso de la anciana. "Querían tumbar la puerta. Gritaban que si no abríamos disparaban". María cuenta que registraron su casa y se la llevaron presa a ella y sus dos inquilinos, Ángel Lang Vera, de 48 años, y José Antonio Cornejo, de 24. Estuvieron detenidos hasta el domingo por la noche.

"¿Cómo voy a comprar cosas robadas si no tengo para nada? Y no ponga mi nombre, por favor, que no quiero que se entere mi hijo", proseguía la mujer entre sollozos. "Se han llevado cosas de mi marido, que era muy caprichoso: tres relojes, dos mecheros de oro, varias sortijas y dos cámaras, una mía y otra de mi hijo, y dos o tres relojes míos. ¡Ah!, y 400 dólares que estaba ahorrando para ir a América a ver a una sobrina".

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Uno de sus inquilinos, Ángel, de 48 años, está viendo la televisión. También niega ser perista: "Tenía cuatro calculadoras para mandar a mis hijos en Lima y un par de máquinas de hacer fotos". Ángel lleva siete años alojado en casa de María. Dice que está ilegal en España y que no trabaja porque ha tenido un infarto. No ha sido su primera experiencia en el calabozo. "Hace un mes me detuvieron porque a un paisano [compatriota] le pillaron con un pasaporte con mi foto".

Su compañero José Antonio llegó a España hace 10 meses y siempre ha vivido con María. La policía le requisó un magnetófono, un reloj y una cámara. "Yo no puedo volver a Perú porque fui guardaespaldas. Ahora no trabajo, pero he hecho mudanzas". Un vecino, enterado ya de la aventura de la anciana, comentaba: "Ella no sé si comprará cosas robadas, pero que mire a ver lo que tiene en casa. Es para fusilarlos".

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