Si Mr. Perot llega a Washington

De alcanzar la Casa Blanca, el millonario tejano descabalaría el esquema de poder estadounidense

Superado el largo proceso de primarias, la campaña electoral por la presidencia de Estados Unidos entra en su etapa principal con una gran incertidumbre sobre el resultado final. Las que parecían ser unas elecciones aburridas, un trámite para reelegir a George Bush, se han convertido en unas de las más polémicas de los últimos años, con tres candidatos en busca del triunfo con casi idénticas posibilidades. Uno de ellos, un independiente sin pasado político que puede poner en jaque al sólido sistema norteamericano.

La presencia de H. Ross Perot hace de las elecciones del 3 de noviembre u...

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Superado el largo proceso de primarias, la campaña electoral por la presidencia de Estados Unidos entra en su etapa principal con una gran incertidumbre sobre el resultado final. Las que parecían ser unas elecciones aburridas, un trámite para reelegir a George Bush, se han convertido en unas de las más polémicas de los últimos años, con tres candidatos en busca del triunfo con casi idénticas posibilidades. Uno de ellos, un independiente sin pasado político que puede poner en jaque al sólido sistema norteamericano.

La presencia de H. Ross Perot hace de las elecciones del 3 de noviembre una fecha en la que está en juego no ya el control de la Casa Blanca en manos demócratas o republicanas, sino su ocupacion, por primera vez en la historia, por un intruso que amenaza con un vuelco en el esquema de poder de este país.En este momento nadie se atreve a hacer en Washington un pronóstico sobre el ganador de las elecciones. Ni siquiera Bill Clinton, que es el tercero en la mayoría de las encuestas, está lo suficientemente cerca de los otros dos como para contar plenamente con la posibilidad de su victoria.

Si esta situación persiste hasta noviembre, puede llegar a ocurrir que ninguno de los tres candidatos obtenga los votos electorales suficientes como para ser elegido presidente por el voto directo. En el sistema electoral de este país, los votantes expresan formalmente su opción, no a favor de Bush, de Clinton o de Perot, sino de electores favorables a Bush, Clinton o Perot. Cada Estado tiene un determinado número de esos votos electorales hasta completar 538 en todo el país. Son necesarios, pues, más de 270 votos para que un candidato sea proclamado presidente automáticamente.

Si Perot continúa con la fuerza actual en los Estados que más votos electorales aportan, California (54) y Tejas (32), pero no consigue extender su apoyo hacia otros Estados de la costa .Este, en los que Bush es más popular, o del Sureste, en los que parece destacar Clinton, es probable que ninguno de los tres pueda ser declarado presidente.

En ese caso, el nuevo inquilino de la Casa Blanca sería designado por la Cámara de Representantes, mientras que el Senado elegiría al vicepresidente. Esto sólo ha ocurrido una vez en toda la historia norteamericana: en 1824, cuando la Cámara eligió a John Adams.

Si las cosas se desarrollan así, Clinton es el que más posibilidades tiene de ser presidente, puesto que la Cámara está controlada por los demócratas. Anticipándose a los hechos, el presidente demócrata, Ronald Brown, ha declarado que los representantes de su partido estarían obligados a votar por el candidato de su misma filiación, pero la, mayoría de los observadores cree que la Cámara elegiría al candidato que mayor cantidad de votos hubiera conseguido.

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Ninguno de los dos partidos tradicionales quiere que se llegue á esa situación, y se preparan para presentar frontalmente batalla contra Perot, incluso antes de que éste anuncie formalmente su candidatura, lo que se espera para finales de este mes.

Impredecible

Dada la personalidad caudillista e impredecible de Perot, los grandes medios de comunicación de tendencia liberal hurgan estos días en el pasado de Perot para encontrar algún escándalo que restregarle, pero por ahora no ha salido nada de peso.Perot ha dejado asomar por el momento poco puntos débiles:

-Falta de un programa político preciso.

-Escasez de la maquinaria necesaria para aglutinar votos.

-Contradicciones en sus planteamientos sobré temas sociales (es favorable a la libre decisión sobre el aborto, pero contrario a la presencia de homosexuales en cargos públicos).

-Falta de apoyos para llegar a los necesarios compromisos en el Congreso.

-Falta de experiencia en las relaciones internacionales.

Frente a estos contras, Perot cuenta actualmente con suficientes pros como para recoger todo el descontento del electorado:

-Una fortuna suficiente como para llenar la televisión con su publicidad.

-Un pasado envidiable de hombre hecho a sí mismo.

-Una imagen de persona próxima y enemiga de los pactos a espaldas de los votantes.

Consciente de que no va a contar con el apoyo de los grandes medios de comunicación, Perot ha roto con el esquema tradicional de hacer campana en este país y, con ello, desorienta a sus rivales. Un ejemplo: los demás candidatos pronuncian discursos que cubren las cadenas de televisión; Perot instaló estos días su propio sistema de satélite con el que se comunicó simultáneamente por medio de una pantalla de televisión con seguidores reunidos en distintas asambleas en más de un decena de Estados.

En realidad, el éxito de Perot ha sido recoger el voto de protesta que antes se había expresado a favor de Patrick Buchanan en el Partido Republicano y de Paul Tsongas entre los demócratas y convertirlo en opción de poder. Una opción que descabalaría el célebre equilibrio de instituciones en EE UU. Perot en la Casa Blanca no sería sólo un personaje autoritario rigiendo la primera potencia, siño un presidente que gobernaría sin apoyos en el Congreso.

Contra eso, algunos analistas argumentan que las instituciones norteamericanas darían su apoyo a Perot y le ayudarían a gobernar mientras el millonario gozase de respaldo popular. Al fin y al cabo, Estados Unidos ya tuvo a un actor en la presidencia.

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