GENTE

La excarcelación de Patty Pravo

La han arrestado únicamente por 12 gramos de hachís y un montoncito de marihuana que encontraron en su casa. Ha abandonado la cárcel de Rebibbia, en Roma, después de haber cantado para las detenidas, que la han despedido con aplausos. Poco después dio una rueda de prensa: "Doy gracias a Dios de haber tenido conmigo el teléfono de un abogado y de llamarme Patty Pravo. Pienso, sin embargo, en los que por un delito de nada permanecen en prisión, sin saber a quién pedir ayuda".Tras su excarcelación, la cantante se ha entregado al asalto de fotógrafos y periodistas en un hotel romano y ha precisado...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La han arrestado únicamente por 12 gramos de hachís y un montoncito de marihuana que encontraron en su casa. Ha abandonado la cárcel de Rebibbia, en Roma, después de haber cantado para las detenidas, que la han despedido con aplausos. Poco después dio una rueda de prensa: "Doy gracias a Dios de haber tenido conmigo el teléfono de un abogado y de llamarme Patty Pravo. Pienso, sin embargo, en los que por un delito de nada permanecen en prisión, sin saber a quién pedir ayuda".Tras su excarcelación, la cantante se ha entregado al asalto de fotógrafos y periodistas en un hotel romano y ha precisado: "Que quede bien claro que este tipo de publicidad no me gusta nada, como tampoco me gusta la cocaína". Se presentó en la rueda de prensa tal como había sido sorprendida en su casa por los policías enviados por un juez en el curso de una investigación todavía misteriosa. Después de esta horrible aventura, Patty Pravo ha querido dar una imagen de sí que recordará el principio de su larga carrera de éxitos: una adolescente que apenas sobrepasa los cuarenta años, con la ironía de una generación de ruptura.

A los periodistas les ha hablado de su experiencia en la cárcel: "Hacía mucho frío. La celda estaba sucísima. Sería necesario que alguien entrase allí para verlo. Pero he tratado de encontrar el lado positivo de la situación. Con las vigilantas he establecido una relación cordial, y me he asociado inmediatamente a la huelga de hambre iniciada por la detenidas". Una acción política organizada por todos los presos para protestar contra la excarcelación de "quien cuenta", mientras que quien no tiene protectores se pudre dentro. A ella, sin embargo, la han despedido con afecto. "No se puede ir a la cárcel por 10 gramos de hachís", comentaban incluso las vigilantas. Patty Pravo ha sido sincera: "De vez en cuando me fumaba un porro, para dormir. Está bien, quiere decir que no lo volveré a hacer".

La Repubblica / EL PAÍS

Archivado En