Una alianza contra Serbia

Las negociaciones entre las presidencias de Croacia y Bosnia-Herzegovina para formar una posible confederación entre estos dos Estados independientes, celebradas en secreto la pasada semana y hechas públicas ahora, son, ante todo, el embrión de una alianza anti-Serbia.La alianza entre católicos croatas y musulmanes bosnios en contra de las fuerzas serbias no es una novedad histórica y es hoy lógica ante una guerra que se augura larga.

Dado que la ocupación serbia de más de dos tercios del territorio de Bosnia-Herzegovina y de un tercio de Croacia es un hecho consumado y militarmente irr...

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Las negociaciones entre las presidencias de Croacia y Bosnia-Herzegovina para formar una posible confederación entre estos dos Estados independientes, celebradas en secreto la pasada semana y hechas públicas ahora, son, ante todo, el embrión de una alianza anti-Serbia.La alianza entre católicos croatas y musulmanes bosnios en contra de las fuerzas serbias no es una novedad histórica y es hoy lógica ante una guerra que se augura larga.

Dado que la ocupación serbia de más de dos tercios del territorio de Bosnia-Herzegovina y de un tercio de Croacia es un hecho consumado y militarmente irreversible al menos en un futuro próximo, esta alianza tiende a reinstaurar un mínimo equilibrio de fuerzas en la región, inexistente desde que el Ejército serbio-federal se alineó plenamente con los intereses bélicos de Belgrado.

Victoria de los moderados

También es, aunque sus protagonistas croatas no lo reconozcan, una victoria para las fuerzas moderadas de Zagreb que defienden la integridad de Bosnia-Herzegovina contra los sectores radicales, especialmente fuertes en la Herzegovina fronteriza con Croacia, que abogan por un acuerdo con Serbia para repartirse Bosnia-Herzegovina por la vía de los "cantones étnicamente puros", que en un futuro pedirían la anexión a Belgrado y Zagreb, respectivamente.

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La coordinación entre Zagreb y Sarajevo funciona en muchos campos, aunque sometida a fricciones por las tentaciones expansionistas del presidente croata, Franjo TudJínan.

Aunque hoy no parece realista la instauración de una confederación institucional en plena guerra, la comunión de intereses existe.

Es previsible que otros pueblos amenazados por Belgrado, como son los albaneses de Kosovo y los musulmanes del Sanchak, vean en esta alianza y en el creciente poderío militar croata una garantía para un próximo fin de los paseos militares del Ejército serbio-federal contra sus vecinos indefensos.

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