Cartas al director

Una yegua en el camino

Circulábamos el sábado 18 de abril de Rascafría a Miraflores de la Sierra por el puerto de la Morcuera; eran las nueve de la noche e íbamos, afortunadamente, despacio porque había muchas vacas por mitad de la carretera. Terminábamos de subir el puerto. ¡Qué bien! Parecía que ya no había vacas. Todas se habían quedado en la parte de Rascafría. Pero de repente, ipaff!, una yegua que se nos atraviesa. No nos pasó nada porque llevábamos cinturones de seguridad, incluso las dos niñas en los asientos traseros; también tuvimos suerte porque la pobre yegua se cayó hacia un lado y no se nos cayó encima...

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Circulábamos el sábado 18 de abril de Rascafría a Miraflores de la Sierra por el puerto de la Morcuera; eran las nueve de la noche e íbamos, afortunadamente, despacio porque había muchas vacas por mitad de la carretera. Terminábamos de subir el puerto. ¡Qué bien! Parecía que ya no había vacas. Todas se habían quedado en la parte de Rascafría. Pero de repente, ipaff!, una yegua que se nos atraviesa. No nos pasó nada porque llevábamos cinturones de seguridad, incluso las dos niñas en los asientos traseros; también tuvimos suerte porque la pobre yegua se cayó hacia un lado y no se nos cayó encima del coche (nos hubiera aplastado). El coche sólo tardan dos meses en arreglarlo, la yegua sacrificada, nosotros contentísimos porque estamos vivos, y en el puerto de la Morcuera todo suelto y ni una maldita señal indicando el peligro-

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