Sube el precio, de las ortigas

Ayer subió en Sarajevo el precio de las ortigas. El único vegetal fresco que comen sus habitantes tras más de tres semanas de bloqueo total de la ciudad por parte del Ejército serbio federal cuesta ya 500 dinares por bolsa, el salario de media jornada en tiempos de paz y mucho más ahora que nadie recibe sueldo, nadie trabaja y los escasos acopios de comída en los hogares se van extinguiendo.Un solitario vendedor ofrecía ayer las ortigas en un precario puesto junto a los bloques de viviendas frente a la televisión mientras el edificio recibía nuevos impactos de granadas de tanque disparadas des...

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Ayer subió en Sarajevo el precio de las ortigas. El único vegetal fresco que comen sus habitantes tras más de tres semanas de bloqueo total de la ciudad por parte del Ejército serbio federal cuesta ya 500 dinares por bolsa, el salario de media jornada en tiempos de paz y mucho más ahora que nadie recibe sueldo, nadie trabaja y los escasos acopios de comída en los hogares se van extinguiendo.Un solitario vendedor ofrecía ayer las ortigas en un precario puesto junto a los bloques de viviendas frente a la televisión mientras el edificio recibía nuevos impactos de granadas de tanque disparadas desde el cercano cuartel de Viktor Buban. Decenas de hombres del barrio en armas estaban concentrados en un patio cercano que sirve de retaguardia al frente de la defensa territorial que rodea este cuartel.

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Entre ellos, hay muchos serbios como Dragan, un taxista al que antiguos compañeros intentaron infructuosamente convencer para que subiera al monte a disparar sobre la ciudad. "Les dije que no contaran conmigo ni con mis amigos serbios, aquí somos ciudadanos, serbios, musulmanes y croatas. En mi bloque, de 64 familias, sólo dos serbios están allí arriba. Esto es una lucha entre los hombres de las montañas -serbios ignorantes, con el Ejército que actúa como una fiera herida- contra el hombre de ciudad. Nos quieren imponer su guerra. Nosotros conocemos Europa. Ellos no saben nada. Sólo destruir".

Gente herida.

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Junto a él, dos musulmanes, Suab y Memet, le refrescan la cara a un tercero herido por metralla de mortero minutos antes. "En los sótanos tenemos mucha gente herida o enferma que no podemos llevar al hospital. No han dejado de bombardear el centro desde hace veinticinco horas".

"Hay tanto dolor, tanto odio ahora..., pero lo que más nos hace sufrir es la impotencia" ' señalaba cerca de allí un joven de padre serbio y madre musulmana. En algunos momentos era casi imposible oírle a causa de las detonaciones.

"Allí arriba", señala a los montes en torno a la ciudad, "miles de asesinos están dispuestos a matarnos a todos. Los monitores [de la Comunidad Europea] no nos pueden proteger y yo creo que tampoco las fuerzas de las Naciones Unidas. Los bosnios estamos solos ante ellos y estamos casi desarmados. Pero el tiempo todo lo cambia y ellos pagarán por todo esto. Tendrán guerra civil y destrucción en Serbia. Esas bandas de criminales que han armado se volverán contra ellos, les matarán y robarán como hacen con nosotros. La guerra de Croacia fue cuartos de final, esta es la semifinal, pero la final se jugará en Belgrado".

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