Gente corriente ofrece refugio

Profesores, enfermeras, curas, empresarios y agricultores son algunas de las profesiones que ejercen los ciudadanos franceses que se sienten capaces de acoger en su casa a un "refugiado vasco", y que en los últimos años han dado cobertura a los militantes de la banda terrorista ETA.Ninguno de ellos considera terroristas a Francisco Múgica Garmendia, Pakito; José Luis Álvarez Santacristina, Txelis; José María Arregui Erostarbe, Fittipaldi, o José Antonio Urritikoetxea Bengoetxea, Josu Ternera. Son, según sus propias manifestaciones, "refugiados por disentir políticam...

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Profesores, enfermeras, curas, empresarios y agricultores son algunas de las profesiones que ejercen los ciudadanos franceses que se sienten capaces de acoger en su casa a un "refugiado vasco", y que en los últimos años han dado cobertura a los militantes de la banda terrorista ETA.Ninguno de ellos considera terroristas a Francisco Múgica Garmendia, Pakito; José Luis Álvarez Santacristina, Txelis; José María Arregui Erostarbe, Fittipaldi, o José Antonio Urritikoetxea Bengoetxea, Josu Ternera. Son, según sus propias manifestaciones, "refugiados por disentir políticamente en un país en el que la policía tortura y no existe una verdadera democracia".

La sociedad francesa no tiene igual de claro que la española que los "chicos de ETA" sean terroristas. De las declaraciones de muchos ciudadanos franceses, interrogados sobre el tema, se deduce que existe todavía cierta resistencia a creer que España es un país verdaderamente democrático.

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Imagen distorsionada

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Los militantes de ETA han sabido rodearse en Francia de un entorno alejado de la realidad española, y en el que no ha sido difícil seguir "vendiendo" una imagen distorsionada de lo que verdaderamente ocurre más allá de la cercana frontera.

Los curas vascofranceses han jugado un papel importante en este asunto. En el mes de enero se descubrió que el párroco de Ezpelette, Francois Garat, acogió en su casa a varios miembros de ETA, autores de asesinatos, y que otros sacerdotes habían mediado en el cobro del denominado impuesto revolucionario.

Algunos párrocos de los municipios del suroeste francés se niegan a hablar sobre aspectos que se refieran a ETA, mientras otros, como el párroco de Arbonne, aseguran que la solución para conseguir la paz está en la negociación política.

La implantación de los independentistas vascos en el Suroeste francés es escasa. En los últimas elecciones regionales, en las que fueron juntas varias agrupaciones independentistas abertzales, no consiguieron el porcentaje suficiente como para obtener representación institucional. El resultado ha sido interpretado como un "fracaso" respecto a las esperanzas mostradas por los distintos grupos políticos nacionalistas.

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