CAMBIO HISTÓRICO EN SURÁFRICA

Salir del lazareto

Una de las fuerzas impulsoras de la campaña del referéndum sobre la democratización de Suráfrica era el profundo deseo popular de abandonar el lazareto en el que la comunidad internacional había colocado a Pretoria. La Suráfrica blanca no cabe en sí de gozo por el retorno al redil, por el fin del aislamiento, y Nelson Mandela se siente impotente para impedir el levantamiento de las sanciones económicas contra el país.La comunidad empresarial surafricana, donde cuatro megagrupos controlan más del 80% de la economía nacional, está radiante. Su campaña por el sí ha tenido efectos muy superiores a...

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Una de las fuerzas impulsoras de la campaña del referéndum sobre la democratización de Suráfrica era el profundo deseo popular de abandonar el lazareto en el que la comunidad internacional había colocado a Pretoria. La Suráfrica blanca no cabe en sí de gozo por el retorno al redil, por el fin del aislamiento, y Nelson Mandela se siente impotente para impedir el levantamiento de las sanciones económicas contra el país.La comunidad empresarial surafricana, donde cuatro megagrupos controlan más del 80% de la economía nacional, está radiante. Su campaña por el sí ha tenido efectos muy superiores al esperado, y ayer ya estaba recogiendo los resultados. El mercado bursátil subió como el champaña y lo mismo le ocurrió al rand con respecto al dólar. El levantamiento de las sanciones mantenidas por los daneses, los más duros entre los Doce contra el régimen del apartheid, fue recibido con tracas, lo mismo que el anuncio de la visita del ministro danés de Exteriores, Uffe Ellemann Jensen, objeto de una exotérica disputa de calendario en días pasados con el ANC. Canadá y Suecia han anunciado también su inmediata revisión de la política sancionadora.

Mandela dijo ayer que la actitud de los escandinavos le parece precipitada, que todavía queda mucho por hacer y que hay que mantenerse alerta, pero no puede hacer nada más. Sus palabras tienen más eco en las decenas de ciudades norteamericanas que mantienen boicoteos comerciales a Suráfrica. A los surafricanos eso les preocupa menos y confían más en los resultados de la cálida felicitación que el presidente George Bush ofreció a De Klerk tras tener noticia del triunfo del sí. Para la Casa Blanca, el resultado es una victoria de la vía pacífica hacia la democracia.

Los surafricanos confían en que el aparente interés que mostraba la comunidad internacional por el país dé pie a una muy necesaria campaña inversora, al tiempo que haga más fácil la exportación de productos surafricanos.

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