La policía y el Ejercito federal patrullan las calles de la capital de Bosnia-Herzegovina

Fuerzas conjuntas de la policía y del Ejército federal yugoslavo patrullaban ayer las calles de Sarajevo una vez que se retiraron las barricadas que milicianos musulmanes y serbios levantaran la noche anterior. Ayer, la capital de Bosnia-Herzegovina amaneció tranquila después de una nueva noche llena de pánico y rumores, disparos de ametralladora y comandos más o menos incontrolados y fuertemente armados que volvieron a paralizar la ciudad.

,Sarajevo enterró ayer a sus primeros muertos en el conflicto interétnico creado por la disolución de Yugoslavia y los apetitos hegemónicos del radi...

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Fuerzas conjuntas de la policía y del Ejército federal yugoslavo patrullaban ayer las calles de Sarajevo una vez que se retiraron las barricadas que milicianos musulmanes y serbios levantaran la noche anterior. Ayer, la capital de Bosnia-Herzegovina amaneció tranquila después de una nueva noche llena de pánico y rumores, disparos de ametralladora y comandos más o menos incontrolados y fuertemente armados que volvieron a paralizar la ciudad.

,Sarajevo enterró ayer a sus primeros muertos en el conflicto interétnico creado por la disolución de Yugoslavia y los apetitos hegemónicos del radicalismo nacionalista serbio, alimentado y armado por Belgrado."Ala al Akbar", la voz del imán, el reis Ul Ulema Hadzi Naim-Efendi Selimovic, resonó ayer con autoridad en los jardines de la mezquita de Kobiljaglava, en la cumbre de una, de las montañas que dominan Sarajevo. Varios miles de personas se habían reunido ayer por la tarde para despedir al joven Keman Demirovic, muerto a sus diecisiete años de dos tiros en la nuca por dos serbios de una aldea vecina.

Todos los asistentes, incluido el jefe local de la policía, el también musulmán Dodzic Senahid, conocen a los asesinos. "Se han atrincherado con otros centenares de serbios en su aldea, tienen muchas armas y si no nos los entregan habrá violencia", dice Senahid junto a la tumba de Keman.

Dos horas antes, en el cementerio de Bare, una docena de popes ortodoxos enterraban entre cánticos ortodoxos a Nikola Gardovic, uno de los asistentes a la boda serbia asesinados por dos musulmanes y un croata en una reyerta por una bandera serbia. En el cementerio de Bare, que se encarama a por las laderas de una de las montañas de Sarajevo, cinco capillas forman un semicírculo y simbolizan la pluralidad religiosa y cultural de esta ciudad, que durante siglos le confirió riqueza y hoy está a punto de sumirla en una guerra.

Juez y parte

Un nuevo acuerdo logrado entre las autoridades de Bosnia y los líderes del Partido Democrático Serbio, organizador del levantamiento del pasado domingo, había impedido choques armados masivos. El Ejército, que como ya sucedió en Croacia hace meses oscila entre una postura de apoyo al radicalismo serbio y una actitud mediadora, había logrado la retirada de las barricadas que de nuevo habían sido levantadas :

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Su aún hábil política de erigirse en juez siendo parte es característica para este escenario que "cada vez se parece más al del estado inicial de la guerra en Croacia", como recuerda el ministro de Asuntos Exteriores, Hari Silajic. Con la caída de la noche, volvían a correr las noticias sobre nuevas barricadas en los accesos de la ciudad.

El jefe del musulmán Partido de Acción Democrática (SDA) en Sarajevo, Harun Imamovic, decía ayer junto al féretro de Kernan, cubierto con la bandera verde del islam: "El Partido Democrático Serbio (PDS) quiere impedir que los cascos azules vengan a Sarajevo.Ellos seguirán con sus barricadas y atentados, y tendremos mucha violencia".

Los dos musulmanes que ayer aparecieron muertos en Gracko avalan la tesis de Imamovic. En el norte de Bosnia-Herzegovina, en Bosariska Brod, la policía de Bosnia arrebató el puente sobre el río Sava a las fuerzas territoriales serbias tras una batalla que causó al menos dos muertos y numerosos heridos durante la noche del martes.

Granadas de mortero

Al menos cien granadas de mortero cayeron sobre posiciones musulmanas demostrando que el material militar que repartió el Ejército federal entre la guerrilla serbia en Croacia ha llegado también a manos de los serbios sublevados en Bosnia-Herzegovina contra la política de secesión apoyada por la mayoría musulmana, la comunidad croata y gran parte de los serbios urbanos.

Tambien se produjeron incidentes en otras ciudades de Bosnia-Herzegovina, si bien las posibilidades de confirmar los hechos son casi nulas por las difíciles comunicaciones.

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