Que hablen, aunque sea mal

El fin que persigue la publicidad es que la gente hable de este o aquel anuncio, bien o mal, pero que hable en definitiva, nunca que ésta caiga en saco roto, en la indiferencia.La marca Benetton se caracteriza por sus campañas de anuncio-escándalo; llama la atención con fotografías de grandes carteles a todo color (colores fuertes, vivos y naturales, buenas fotos, a mi entender, desde el punto de vista técnico), y con todo esto consiguen el rechazo en unos y la sonrisa en otros, según la condición social de cada uno. El cartelito de ahora provocará las iras de una parte y la simpatía en la otr...

El fin que persigue la publicidad es que la gente hable de este o aquel anuncio, bien o mal, pero que hable en definitiva, nunca que ésta caiga en saco roto, en la indiferencia.La marca Benetton se caracteriza por sus campañas de anuncio-escándalo; llama la atención con fotografías de grandes carteles a todo color (colores fuertes, vivos y naturales, buenas fotos, a mi entender, desde el punto de vista técnico), y con todo esto consiguen el rechazo en unos y la sonrisa en otros, según la condición social de cada uno. El cartelito de ahora provocará las iras de una parte y la simpatía en la otra, y en el siguiente de turno, a la inversa, creando en todo momento polémica (un diez a los publicitarios que han conseguido la máxima en su profesión, que es que se hable de su producto). Con la última campaña y consiguiente foto-escándalo, consigue, como de costumbre, que se hable de su marca al hablar del fondo social de tan manida foto, en este caso les toca a los enfermos de sida.

En esta carta, ha conseguido que hable de su marca, pero nunca he comprado nada relacionado con la misma. Pero, ante el asombro por mi parte de cómo atacan la sensibilidad de las personas, por su afán de lucro (cosa loable, pero con otros métodos), proclamo: "Va a comprar Benetton su prima". Y tú, ¿qué opinas?-