CRISIS EN VIAJES MELIÁ

El callo de Parretti

Un centenar de empleados han dejado Viajes Meliá en el último año

¿Qué tienen en común un vendedor de una agencia de viajes y Mickey Rourke? El jefe, Gian Carlo Parretti. El duro de Rourke tuvo que ponerse chulo durante el rodaje de Harley Davidson y el hombre de Marlboro para cobrar su paga de la Metro-Goldwyn-Mayer. Los 600 trabajadores de Viajes Meliá reciben religiosamente su salario, pero en las oficinas trabajan al 50% de su capacidad y añoran los viejos tiempos. Un centenar de empleados ha aceptado las ofertas de la competencia en los últimos meses.

Es, la de Viajes Meliá, una historia cuyas últimas páginas se han escrito bajo la tutela del Fin...

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¿Qué tienen en común un vendedor de una agencia de viajes y Mickey Rourke? El jefe, Gian Carlo Parretti. El duro de Rourke tuvo que ponerse chulo durante el rodaje de Harley Davidson y el hombre de Marlboro para cobrar su paga de la Metro-Goldwyn-Mayer. Los 600 trabajadores de Viajes Meliá reciben religiosamente su salario, pero en las oficinas trabajan al 50% de su capacidad y añoran los viejos tiempos. Un centenar de empleados ha aceptado las ofertas de la competencia en los últimos meses.

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Es, la de Viajes Meliá, una historia cuyas últimas páginas se han escrito bajo la tutela del Financiero italiano Gian Carlo Parretti, quien la compró en 1986 a Banesto cuando su presidente era José Meliá. A partir de ahí, los empleados de la agencia de viajes se pierden a la hora de entender qué es lo que ha pasado.En agosto de 1990, una "extraña orden de la dirección", según los sindicatos, pretendía trasladar a unas 150 mujeres "casadas y con hijos" fuera de Madrid. La medida no pasó de ser una orden incumplida "al no tener ni pies ni cabeza", explican, pero dio la señal de alarma de lo que vendría después.

En diciembre del mismo año se autorizó una regulación de plantilla que afectaba a unos 80 trabajadores, con el compromiso -todavía incumplido- de que la dirección inyectara 1.500 millones de pesetas en la sociedad.

Desde entonces es patente la "desmotivación" de los trabajadores, que ahora sienten "pena" al ver cómo se desmorona la compañía que hace sólo un puñado de años "estaba entre las tres primeras agencias del país", comentan sin ruborizarse. Nadie quiere identificarse, pero todos hablan con orgullo de lo que fue la empresa, "la primera agencia que se informatizó".

"Está todo tan bien montado que es una pena que se eche a perder", señala una empleada encariñada con la "casa" para la que ha trabajado durante más de diez años. Y ahora les embarga un "desasosiego total". Por eso andan todos deseando que "alguien se quede con la empresa, meta dinero y haga lo que tenga que hacer para poner todo en regla y en un par de años volver a ser lo que éramos".

'Las gambas de don José'

"La situación personal es de intranquilidad", explica un director de una de las 130 sucursales que hay en España, el cual afirma "sentirse mal" tras haber dedicado a la agencia parte de su vida. "Nunca he tenido una experiencia tan desagradable", dice un colega suyo. "Estamos totalmente desprestigiados ante las agencias mayoristas", apunta un trabajador.

La leyenda de Viajes Meliá existe. Todos hablan de esta agencia como la escuela del sector. "Eran famosas las gambas de don José, nombre con el que se conocía el cóctel que daba el presidente a sus empleados el fin de año", explica Ricardo Fernández, de la mayorista Catai Tours. Su directora general, Matilde Torres, apunta que, "cuando en una empresa entra el componente especulación y se abandona el gerencial, puede pasar cualquier cosa".

De las dos principales actividades de la empresa -venta directa al cliente de la calle y a departamentos de empresa- sólo funciona, y a medias, la primera, ya que Iberia, Renfe y Enatcar no dan crédito económico a Viajes Meliá desde diciembre. Cuestión ésta vital para la marcha de una empresa del sector (en enero y febrero la venta de billetes de avión, tren o autocar representa el 80% de su actividad).

Mientras, la competencia recibe la desbandada de empresas clientes habituales de Meliá. "Estamos sin trabajar, sin hacer nada de nada desde mediados de diciembre pasado", explica una trabajadora de la empresa.

Félix Manchares, secretario general de la federación de agencias de viajes de UGT y empleado de la compañía, señala que Ia gente se está estrujando el cerebro, la imaginación, para sacar adelante el trabajo".

"Ahora nos encontramos en la situación más crítica, en el peor momento a nivel profesional", añade el director de una sucursal. "El desaguisado de este invento", dice, es que Viajes Meliá es "una más de un gran holding", lo que ha impedido que se ocuparan de ella con cariño y atención, y ahora se ha convertido en "el pequeño callo que le ha salido al señor Parretti".

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