Cartas al director

Información sesgada'

Soy lector asiduo de su periódico, fundamentalmente por dos razones. Una de ellas es la publicación de artículos de fondo que, en la sección de Opinión, recogen diferentes puntos de vista sobre diversos temas, y frecuentemente por excelentes plumas, que me hacen disfrutar habitualmente, aun cuando no se esté liempre de acuerdo con las opiniones mantenidas por los articulistas. Ello no es óbice, el desacuerdo, para que las ideas vertidas no me sirvan para aguijonear 61 pensamiento, la reflexión propia y la imaginación.La otra razón es la búsqueda de la objetividad en la información. Objetividad...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

Soy lector asiduo de su periódico, fundamentalmente por dos razones. Una de ellas es la publicación de artículos de fondo que, en la sección de Opinión, recogen diferentes puntos de vista sobre diversos temas, y frecuentemente por excelentes plumas, que me hacen disfrutar habitualmente, aun cuando no se esté liempre de acuerdo con las opiniones mantenidas por los articulistas. Ello no es óbice, el desacuerdo, para que las ideas vertidas no me sirvan para aguijonear 61 pensamiento, la reflexión propia y la imaginación.La otra razón es la búsqueda de la objetividad en la información. Objetividad, por supuesto, relativizada, Porque todos sabemos lo dificil que es separar información de informante. Sin embargo, al compararlo con otros rotativos, me hace elegir el suyo.

Ahora bien, pertenezco a ese amplio colectivo mayofitario en la sociedad española de los católicos, y creo que el tratamiento que desde su periódico se da a la información religiosa y eclesial no responde al criterio de objetividad que arriba señalaba. No hablo, por supuesto, de artículos de opinión en los que diferentes autores han tocado estos temas desde su diario. Entiendo perfectamente que en una sociedad plural, como quiere serlo la española, no puede haber café para todos, y las opiniones expresadas deben servir para que el lector haga su personal autorreflexión, su crítica y su contraargumentación, y esto es siempre enriquecedor. Me refiero a la información, que, como sabe, es otra cosa.

Y me explico en cuanto.a la información a la que aludo. Desde mi punto de vista, es escasa, a veces sesgada y en algunas. ocasiones, permítame el término coloquial, "se le ve el plumero" al redactor de turno.

Haz que tu opinión importe, no te pierdas nada.
SIGUE LEYENDO

Verdaderamente, y si quiero estar informado en cuanto a materia religiosa o eclesial, tengo que acudir a otros rotativos que estoy seguro que usted conoce. Y permítame un ejemplo reciente. El tratamiento dado a la información sobre el fallecimiento de monseñor Roca, arzobispo de Valencia. ¿No le parece que merecía algo más que una simple, aunque amplia, nota necrológica? Aunque sólo fuera por esa mayoría, de españoles que siguen, seguimos, siendo católicos.

La considero sesgada porque generalmente se resalta de ella lo -negativo y se incide y pone el acento en aquellos temas en los que los no católicos, y hasta los propios católicos, no consideran en estos momentos acertados ni responden a la realidad social de hoy. Me dirá que esto no está mal y que, efectivamente, hay que informar y contarlo. Por supuesto, pero no ocultando otras verdades, quizá no intencionada mente, sin dejarlas aparecer, cosa, pi or lo demás, muy fácil de justificar cuando todos sabemos de la escasez de espacio y lo queda de sí, una columna.

En cuanto a que se "le ve el plumero" al redactor de turno, recuerdo, creo que en este último verano, un titular en el que se aludía a un sacerdote por algún asunto feo y que luego, al leer la noticia, ésta no se correspondía exactamente con lo que el título indicaba. Sabemos cómo muchos lectores no leen más que los titulares, y que éstos, si son de información, deben responder a la esencia objetiva de la noticia.

Todos sabemos del poder de la comunicación. Pero creo que ustedes, como tantos otros, buscamos la verdad por encima de todo. Ardua tarea, es cierto, pero que no debemos olvidar por mor de nuestra propia ideología.

Por último, permítame una anécdota reciente. Algunos amigos míos no entienden cómo soy lector de EL PAÍS, con el mal tratamiento que da habitualmente a la Iglesia. Ellos no encuentran justificación en la pretendida objetividad del periódico, ya que, argumentan, si no son objetivos para la Iglesia, ¿por qué lo van a ser en otros temas? (sic).

Ha habido ocasiones en las que, Cuando he leído alguna noticia eclesial especialmente maltratada, no me ha quedado más remedio que decir: "Pues quizá tengan razón"

Archivado En