Los mauritanos votan masivamente en las primeras elecciones libres

En Mauritania, la abstención no tiene adeptos. Nadie quiere perder la oportunidad de votar en las primeras elecciones presidenciales libres que ayer se celebraron tras diez años de régimen militar. Por ello, hombres y mujeres fueron tomando sitio, ante los colegios electorales, resignados a aguantar una noche más a merced del frío del desierto sahariano. La oposición al actual presidente y candidato Maauiya Uld Sid Ahmed Taya afirma unánimemente: "El fraude está servido".

Para muchos mauritanos, la noche del jueves no ha sido la primera que han pasado a la intemperie, haciendo co...

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En Mauritania, la abstención no tiene adeptos. Nadie quiere perder la oportunidad de votar en las primeras elecciones presidenciales libres que ayer se celebraron tras diez años de régimen militar. Por ello, hombres y mujeres fueron tomando sitio, ante los colegios electorales, resignados a aguantar una noche más a merced del frío del desierto sahariano. La oposición al actual presidente y candidato Maauiya Uld Sid Ahmed Taya afirma unánimemente: "El fraude está servido".

Para muchos mauritanos, la noche del jueves no ha sido la primera que han pasado a la intemperie, haciendo cola. Mamadu, de una de las etnias negroafricana asegura que está "molido". "Con ésto son tres días de no dormir, el primero necesité 48 horas para ver cuál era mi colegio electoral, el segundo para retirar la carta electoral que hay que entregar para votar y ahora, para rematar la faena en las urnas", dice el hombre.

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La oposición tampoco descansa. Las reuniones maratonianas se suceden hasta altas horas de la madrugada, especialmente en las viviendas privadas que sirven de cuartel general a los seguidores del favorito de los tres candidatos rivales a Taya, Ahmed Uld Daddah. Están "totalmente seguros del fraude" y sólo se preguntan si el Gobierno será suficientemente osado para dar la mayoría absoluta a Taya u optará por hacer un reparto "menos escandaloso" que obligue a una segunda vuelta el 7 se febrero.

Una mujer asegura que la principal arma para neutralizar el electorado negroafricano son las confusiones en las tarjetas de voto, escritas a mano y en árabe, lengua que estas etnias rechazan y aprenden en muchos casos en edad adulta. "Los sonidos de nuestros idiomas no se pueden traducir en árabe y los nombres nos delatan como no votantes de Taya", explica una mujer vestida al estilo africano. "No os paséis", dice otra mujer envuelta de la cabeza a los pies por una vaporosa melfa mora.

Lo que ha convencido a los negroafricanos, la mitad de la población mauritana, son las promesas de reforma económicas de Daddah. Además, Daddah, de etnia mora, cuenta con el apoyo oficial de los numeros grupos políticos negroafricanos y harratines -descendientes de los esclavos libertos- de la Unión de Fuerzas Democráticas, del único partido no legalizado (los islamistas de la UMMA) y la agrupación del empresario con base en Canarias Hameida Bucharaya.

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