Esperanza en El Salvador

En el momento en que sonaban en Nueva York las 12 campanadas del nuevo año, el secretario de Estado adjunto americano, Bernard Aronson, proclamaba el fin de: la guerra civil en El Salvador, que había comenzado en 1980. (...) A partir de aquí, habrá que superar una serie de dificultades, que no serán simplemente técnicas. (...) Se habían utilizado enormes presiones diplomáticas para arrancar a los beligerantes esta promesa de paz. (...) Quien ejerció sobre todo estas presiones fue el peruano Javier Pérez de Cuéllar, que no ha ocultado que su deseo más querido era antes de abandonar sus funcione...

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En el momento en que sonaban en Nueva York las 12 campanadas del nuevo año, el secretario de Estado adjunto americano, Bernard Aronson, proclamaba el fin de: la guerra civil en El Salvador, que había comenzado en 1980. (...) A partir de aquí, habrá que superar una serie de dificultades, que no serán simplemente técnicas. (...) Se habían utilizado enormes presiones diplomáticas para arrancar a los beligerantes esta promesa de paz. (...) Quien ejerció sobre todo estas presiones fue el peruano Javier Pérez de Cuéllar, que no ha ocultado que su deseo más querido era antes de abandonar sus funciones de secretario general de la ONU, contribuir a cerrar el último capítulo del conflicto más mortífero de América Central. (...) El presidente Cristiani necesitará afirmar plenamente su autoridad sobre una minoría todavía convencida de la posibilidad de una victoria militar sobre el Frente Farabundo Martí de Liberación Nacional. De la reacción en los días próximos de este último grupo, que puede todavía hacer fracasar todo, dependerá la actitud de cerca de 6.000 rebeldes invitados a negociar, antes del 10 de enero, el calendario de desmantelaiento de sus fuerzas y las modalidades de su integración en la vida política y civil del país.Sólo entonces se podrá concluir, como estaba previsto para el 16 de enero, un acuerdo de paz que los cinco millones de salvadoreños desean que sea definitivo.

, 3 de enero

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