Lucro cesante

La contumacia con que el dinero sigue dando la espalda a la Bolsa continúa sorprendiendo a los optimistas más viscerales. Todavía no hace un par de meses los analistas veían posibilidades de recuperación de los precios dentro de este año. La recomendación -que algunos se arrepienten de haber seguido- insistía machaconamente en que había llegado el momento de comprar. Los precios habían tocado suelo. El mercae lo estaba sobrevendido y resultaba casi imposible que la Bolsa cayera más. Nada de eso ha ocurrido, y el ministro de Economía ha acabado con cualquier expectativa a corto, al admitir públ...

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La contumacia con que el dinero sigue dando la espalda a la Bolsa continúa sorprendiendo a los optimistas más viscerales. Todavía no hace un par de meses los analistas veían posibilidades de recuperación de los precios dentro de este año. La recomendación -que algunos se arrepienten de haber seguido- insistía machaconamente en que había llegado el momento de comprar. Los precios habían tocado suelo. El mercae lo estaba sobrevendido y resultaba casi imposible que la Bolsa cayera más. Nada de eso ha ocurrido, y el ministro de Economía ha acabado con cualquier expectativa a corto, al admitir públicamente que la recuperación económica se hará esperar.Quienes hicieron caso de las predicciones equivocadas esperan que sus asesores les resarzan de la forma más rápida posible del quebranto sufrido. Ya no se trata de medir las ganancias desde la óptica del lucro cesante o el dinero que se ha dejado de ganar. Se trata de conformarse con no perder dinero, aunque tampoco se gane un duro. Con un panorama tan pesimista, a partir de ahora cualquier pequeña alegría puede contribuir a hacer más llevadera la situación. No hay mal que por bien no venga.

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