Infierno en la carretera

Los testigos de la tragedia no eran capaces de reaccionar ante lo que acababan de ver. Todos calificaban las escenas de dantescas. Algunos daban rienda suelta a la impotencia y al dolor que sentían tras fracasar en su intento de salvar a las víctimas. Otros daban gracias a la fortuna por haber escapado del infierno en la carretera."Íbamos en dirección a San Sebastián y de repente hemos entrado en un banco de niebla", recordaba Nerea Zubiri, de 28 años. "Cuando hemos querido reducir la velocidad nos hemos visto encima de los coches que teníamos delante. Afortunadamente, el impacto que hemos rec...

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Los testigos de la tragedia no eran capaces de reaccionar ante lo que acababan de ver. Todos calificaban las escenas de dantescas. Algunos daban rienda suelta a la impotencia y al dolor que sentían tras fracasar en su intento de salvar a las víctimas. Otros daban gracias a la fortuna por haber escapado del infierno en la carretera."Íbamos en dirección a San Sebastián y de repente hemos entrado en un banco de niebla", recordaba Nerea Zubiri, de 28 años. "Cuando hemos querido reducir la velocidad nos hemos visto encima de los coches que teníamos delante. Afortunadamente, el impacto que hemos recibido por detrás ha sido tan fuerte que nos ha empujado entre los coches que nos cerraban el paso y hemos podido salir".

Nerea y una de las personas que le acompañaban se alejaron del escenario del accidente, huyendo del fuego que amenazaba a los coches. Su marido y un amigo intentaron rescatar del interior de otro vehículo a un pasajero, que falleció en el instante. "Ha sido degollado por el cinturón de seguridad. Ha sido terrible", manifestaron.

Otro de los testigos no podía sobreponerse a la imagen de un cámara de Euskal Telebista, que trataba en vano de salir del coche. Entre sollozos, desencajado, relataba el trance. "Al salir de Bilbao para San Sebastián la niebla era bastante llevadera, pero cuando nos acercábamos a Durango se hizo muy intensa. Bajé la velocidad, iría a 50 o 60, y en un momento determinado me pasó un coche de Euskal Telebista. De repente, me encontré a cuatro o cinco de mala manera. Frené y sufrí un golpe normal. Luego comenzaron a acumularse coches que venían por detrás, uno tras otro, algo terrible. Y de improviso empezaron a encenderse todos los depósitos de gasolina. Pude salir un poquitín por el cristal y fui a buscar a mi señora y mi hijo, que ha sido el último en salir. Todo estaba quemado a nuestro alrededor. Junto a nosotros, he intentato agarrar a ese chico que me pedía la mano. Se la extendí, pero no he podido sacarlo".

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