Tribuna:

Los lugares comunes

La conferencia de Maastricht ha terminado por invadir los lugares comunes de la reflexión bursátil. De repente, ya casi nada depende de los indicadores tradicionales; el Dow Jones, el precio del oro -que, por cierto, ayer bajó al compás de las bolsas-, el brent o el mercado spot de la energía ya no son un contrapunto eficaz para evaluar en su justa medida la evolución de las cotizaciones. Maastricht puede con todo y, en opinión de los bolsistas, esconde, bajo su envolvente manto político de conferencia europea, la verdadera linterna mágica del entorno económico en el que nos move...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La conferencia de Maastricht ha terminado por invadir los lugares comunes de la reflexión bursátil. De repente, ya casi nada depende de los indicadores tradicionales; el Dow Jones, el precio del oro -que, por cierto, ayer bajó al compás de las bolsas-, el brent o el mercado spot de la energía ya no son un contrapunto eficaz para evaluar en su justa medida la evolución de las cotizaciones. Maastricht puede con todo y, en opinión de los bolsistas, esconde, bajo su envolvente manto político de conferencia europea, la verdadera linterna mágica del entorno económico en el que nos movemos. Encubre al todopoderoso Bundesbank, banco central alemán, emisor del área del marco y sobre todo espejo obligado en el que se reflejan las políticas monetarias de los estados miembros de la Comunidad.Ayer, algunos operadores de Bolsa se decían que el marco no subiría para dar ejemplo y evitar tensiones ante la celebracíón de la cumbre; otros, en cambio, argumentaban que la decisión del Bundesbank en su consejo semanal sería de endurecimiento. Y todos coincidían en que, en cualquier caso, los mercados de dinero seguirían mandando y la Bolsa no levantaría cabeza.

Archivado En