Tribuna:

Ni frío ni calor

La Bolsa española se ha mostrado incapaz de reacción alguna tras los últimos acontecimientos. Los altibajos de los grandes mercados internacionales de las últimas semanas han agudizado, si cabe, la indecisión de los inversores, en general poco interesados por la situación interna -donde se produjo una subida en la rentabilidad de las letras del Tesoro a un año- y demasiado desconocedores de la situación externa como para adelantarse a ella. Esta vez ha sido la publicación de los datos del producto interior bruto norteamericano lo que ha llevado hasta los mercados la confirmación de la ausencia...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

La Bolsa española se ha mostrado incapaz de reacción alguna tras los últimos acontecimientos. Los altibajos de los grandes mercados internacionales de las últimas semanas han agudizado, si cabe, la indecisión de los inversores, en general poco interesados por la situación interna -donde se produjo una subida en la rentabilidad de las letras del Tesoro a un año- y demasiado desconocedores de la situación externa como para adelantarse a ella. Esta vez ha sido la publicación de los datos del producto interior bruto norteamericano lo que ha llevado hasta los mercados la confirmación de la ausencia de crecimiento en la economía de aquel país, al menos en los términos que había adelantado el Gobierno.En estas latitudes apenas hubo reacción ante esa noticia, que hizo caer al Dow Jones cerca de 20 puntos, algo que no es de extrañar al haberse dejado pasar de largo ya por la mañana la subida de los tipos de interés, un dato preocupante donde los haya, sobre todo si el Banco de España hace suyas esas tesis. El negocio, sin embargo, se superó en el día anterior hasta situarse en torno a los 9.200 millones de pesetas efectivas.

El índice general, tras diversos altibajos sufridos a lo largo de la sesión, terminó con un avance de 11 centésimas.

Archivado En