Tribuna:

La larga mano de los fondos

Existe una fórmula matemática para medir el cambio de clima de un mercado financiero entre el pesimismo y la exagerada exaltación. Naturalmente, el mecanismo tiene su detestable traducción en la pantalla de un ordenador, en la que avanzan o retroceden, en destellos sinuosos, los inevitables trazos del gráfico con la evolución de los cambios. Desde luego, este procedimiento no es ninguna quimera, pero en algo habrá que pensar cuando está archidemostrado que el Dow Jones y el Nikkei no son ya indicadores absolutamente fiables.Los analistas norteamericanos de moda -la Economic Analysis Associates...

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Existe una fórmula matemática para medir el cambio de clima de un mercado financiero entre el pesimismo y la exagerada exaltación. Naturalmente, el mecanismo tiene su detestable traducción en la pantalla de un ordenador, en la que avanzan o retroceden, en destellos sinuosos, los inevitables trazos del gráfico con la evolución de los cambios. Desde luego, este procedimiento no es ninguna quimera, pero en algo habrá que pensar cuando está archidemostrado que el Dow Jones y el Nikkei no son ya indicadores absolutamente fiables.Los analistas norteamericanos de moda -la Economic Analysis Associates, el SOM Economics de Nueva York o los estudios de mercado de las firmas de inversión sirven para el caso- opinan- que la tendencia hay que buscarla fuera de las bolsas, en la conducta del ahorro. De acuerdo con estos pronósticos, la inversión extranjera en Europa se reactivará, con el beneficio consiguiente para los mercados de acciones que a la postre atesoran la titularidad de los activos industriales. La tendencia al ahorro detrae la demanda interna en EE UU, pero fortalece la liquidez de los fondos de inversión cuya larga mano llega a orillas del Mediterráneo.

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