UES: ¿nacida muerta?

¡Pobre Mijaíl Gorbachov! Los esfuerzos que despliega el presidente soviético para hacer que las repúblicas adopten el Tratado de la Unión que defiende desde hace meses y el optimismo fingido que muestra después de cada fracaso son tan patéticos que apenas pueden reprochársele: su deseo de salvar lo que pueda de su antiguo poder y de tranquilizar a sus amigos extranjeros -cada vez más inquietos ante el estallido de un imperio que todavía cuenta con armas nucleares- es ciertamente comprensible. (...)Esta Unión de Estados Soberanos (...) en vías de formación puede ser enteramente un Estado, con p...

¡Pobre Mijaíl Gorbachov! Los esfuerzos que despliega el presidente soviético para hacer que las repúblicas adopten el Tratado de la Unión que defiende desde hace meses y el optimismo fingido que muestra después de cada fracaso son tan patéticos que apenas pueden reprochársele: su deseo de salvar lo que pueda de su antiguo poder y de tranquilizar a sus amigos extranjeros -cada vez más inquietos ante el estallido de un imperio que todavía cuenta con armas nucleares- es ciertamente comprensible. (...)Esta Unión de Estados Soberanos (...) en vías de formación puede ser enteramente un Estado, con presidente, Gobierno, Fuerzas Armadas y representación diplomática propia. (...) Así era la URSS de antaño, la que quiere preservar Gorbachov. (...) Es la fórmula más difícil de llevar a la práctica.

Queda una segunda variante: la UES como simple pacto. (...) Una asociación a la carta es la única factible. No solamente para llegar a un acuerdo entre los siete, sino para mantener la esperanza de que se unan a ella los más recalcitrantes. (...)

Occidente, que asiste con impotencia a la guerra civil yugoslava, observa con estupor cómo se derrite la antigua primera potencia militar del mundo. Lo mismo que Gorbachov, hay razones para lamentar la pérdida de la famosa estabilidad de antaño. Pero es el precio que se debe pagar por la victoria de sus valores: el avance de la libertad en el Este.

27 de noviembre