Cartas al director

Camisa nueva bordada en rojo

El jugador de la camisa nueva bordada en rojo se acerca a la portería contraria. De repente interrumpe su carrera y espera a que alguien salga de su banquillo y, con total impunidad, amarre al guardameta con una cuerda al poste. Entonces, el j ugador de la camisa nueva bordada en rojo lanza la pelota, ante la mirada sorprendida de la afición y el portero afectado, y, evidentemente, marca gol. Y así sucesivamente hasta contabilizar unos ¡diez mil goles! (qué vergüenza).Bronca contundente y resolución arbitral: el resultado es correcto. Aún no lo he asimilado.

Y sin un gran esfuerzo matem...

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El jugador de la camisa nueva bordada en rojo se acerca a la portería contraria. De repente interrumpe su carrera y espera a que alguien salga de su banquillo y, con total impunidad, amarre al guardameta con una cuerda al poste. Entonces, el j ugador de la camisa nueva bordada en rojo lanza la pelota, ante la mirada sorprendida de la afición y el portero afectado, y, evidentemente, marca gol. Y así sucesivamente hasta contabilizar unos ¡diez mil goles! (qué vergüenza).Bronca contundente y resolución arbitral: el resultado es correcto. Aún no lo he asimilado.

Y sin un gran esfuerzo matemático, el capitán del equipo de la camisa nueva bordada en rojo sentencia: "Ha sido otra goleada".

Y con esta y otras tretas -queno goleadas- a las que hace mención el capitán del equipo de la camisa nueva bordada en rojo, éstos ganan la Liga, contabilizando un total de 30 puntos, más de la mitad de los que estaban en juego. Posdata. Más información en EL PAÍS del 3 de julio, página 25.- José L. Prieto.

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