Cartas al director

Peligro, motorista

Verdaderamente ha sido oportuna la publicación de la carta titulada La caza del motorista al día siguiente de la de la noticia, que podría bastar como réplica a dicha carta, de los desmanes cometidos y el pánico sembrado en el paseo de la Castellana después de la celebración de un gran premio en el Jarama por una manada de miembros de la especie que el señor Crespo parece defender.Y digo parece pues hay dos puntos en su carta que me desconciertan. El primero se encuentra en el primer párrafo, que tal y como está redactado parece querer decir que lo! depredadores son los motoristas.
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Verdaderamente ha sido oportuna la publicación de la carta titulada La caza del motorista al día siguiente de la de la noticia, que podría bastar como réplica a dicha carta, de los desmanes cometidos y el pánico sembrado en el paseo de la Castellana después de la celebración de un gran premio en el Jarama por una manada de miembros de la especie que el señor Crespo parece defender.Y digo parece pues hay dos puntos en su carta que me desconciertan. El primero se encuentra en el primer párrafo, que tal y como está redactado parece querer decir que lo! depredadores son los motoristas.

El segundo es que parece apoyar que los motoristas se muevan "contraviniendo todas las leyes de la circulación", hecho que no dice mucho en favor de los mismos y que, por otra parte, se ajusta bastante a la realidad. Es raro ver a un motorista parado ante un semáforo en rojo: simplemente se lo salta; en cambio, no es raro encontrarse a un motorista en calles de sentido único circulando en el no permitido; tampoco es raro que un motorista se empeñe en adelantar a un automóvil (y si es por la derecha, mejor que mejor) justo cuando éste inicia una maniobra de cambio de dirección debidamente sefializada con la suficiente antelación.

Parafraseando al señor Crespo: ¿qué ocurre? Pues que el automovilista, del mismo modo que carece de cualquier control sobre los insignificantes mosquitos que se aplastan en la delantera de su coche, nada puede hacer si no ha sabido adivinar el momento en el que el irresponsable, tarado o suicida de turno ha decidido echársele encima.

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Y es que son los propios motoristas el mayor peligro para la supervivencia de su especie.-

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