Los socialistas italianos superan por vez primera en las urnas a los ex comunistas
Por primera vez en unas elecciones de cierta envergadura -a nivel nacional, aunque parciales-, el Partido Socialista Italiano (PSI) de Bettino Craxi ha superado a la organización rival de la izquierda, el ex Partido Comunista Italiano (PCI), ahora Partido Democrático de la Izquierda (PDS).En las elecciones municipales que el domingo y el lunes pasado se llevaron a cabo en cientos de ayuntamientos, con un millón de votantes, el PSI obtuvo el 20% de los votos, frente al 17,8% de las elecciones anteriores, mientras que el PDS recogió sólo el 16,4%, frente al 24,6% de cuando aún se llamaba PCI....
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Por primera vez en unas elecciones de cierta envergadura -a nivel nacional, aunque parciales-, el Partido Socialista Italiano (PSI) de Bettino Craxi ha superado a la organización rival de la izquierda, el ex Partido Comunista Italiano (PCI), ahora Partido Democrático de la Izquierda (PDS).En las elecciones municipales que el domingo y el lunes pasado se llevaron a cabo en cientos de ayuntamientos, con un millón de votantes, el PSI obtuvo el 20% de los votos, frente al 17,8% de las elecciones anteriores, mientras que el PDS recogió sólo el 16,4%, frente al 24,6% de cuando aún se llamaba PCI.
El nuevo partido surgido de la ruptura de los ortodoxos con Achille Ocehetto, la Refundación Comunista, de Armando Cossutta, ha conseguido sólo el 2,6% de los votos.
A su vez, la Democracia Cristiana, a pesar de la dura pelea entre el partido y el jefe del Estado, el democristiano Francesco Cossiga, quien ha anunciado que al acabar su mandato seguirá siendo "cristiano", pero quizá no "democristiano", no sólo no ha descendido, sino que ha subido del 35,5%, al 37,7%.
Las ligas regionalistas, que en algunos Lugares del norte de Italia han obtenido hasta el 23% de los votos, se quedan en un 2,5% a nivel nacional.
Todo ello está poniendo en guardia a los partidos, divididos entre los que: querrían ir cuanto antes a unas elecciones generales y los que temen que en ese caso las ligas pudieran conseguir un triunfo tal que pusiera en crisis las actuales alianzas de gobierno.