Cartas al director

Ruidos en campaña

Una vez más (y van...) en la plaza de Felipe II nuestros irresponsables munícipes han consentido, otorgando la correspondiente autorización (supongo), la instalación del enésimo tinglado productor de ruidos insufribles (más de 100 decibelios, superando así el elevado número de decibelios que de por sí, cotidianamente, hay que soportar en esta castigada zona). En este caso, un par de carpas gigantes con motivo de no sé qué muestra de alimentación.No han tenido el menor reparo en autorizar la instalación de una de ellas, aneja, para que unos grupos toquen a toda pastilla...

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Una vez más (y van...) en la plaza de Felipe II nuestros irresponsables munícipes han consentido, otorgando la correspondiente autorización (supongo), la instalación del enésimo tinglado productor de ruidos insufribles (más de 100 decibelios, superando así el elevado número de decibelios que de por sí, cotidianamente, hay que soportar en esta castigada zona). En este caso, un par de carpas gigantes con motivo de no sé qué muestra de alimentación.No han tenido el menor reparo en autorizar la instalación de una de ellas, aneja, para que unos grupos toquen a toda pastilla durante ciertas horas del día para sufrimiento de los convecinos, que nos volvemos locos y atormentadamente nos preguntamos: ¿Cómo es posible tanta irresponsabilidad por parte de nuestros teóricos representantes?, ¿cómo es posible tanto desprecio hacia nuestros derechos cívicos, recogidos incluso por la Constitución?, ¿por qué no nos dejan en paz, ni siquiera en nuestros propios hogares, donde nos invaden por culpa de sus ligerezas municipales y decisiones autorizadoras irresponsables?

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Y por favor, señor político municipal, no me venga con que hay que "fastidiarse" por mor del derecho al ocio y diversión de los demás (o sea, de los que no viven en esta zona). Si tan defensores son de que unos derechos (al descanso en el hogar, a la salud psíquica..., etcétera) han de plegarse frente a otros (ocio y diversión incontrolada), pónganse de acuerdo todos ustedes, los concejales que autorizan estos tinglados, construyan y váyanse lejitos a vivir a una urbanización de casas, las suyas, alrededor de una amplia plaza, y, ¡hala!, autoricen en ese lugar, el suyo, cuantos eventos (Cortylandias, muestras, tarimas para grupos musicales, etcétera) tengan a bien autorizar. Seguro que. entonces otro gallo les cantará.- .

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