Cartas al director

Derechos vulnerados

Mi condición de hincha de EL PAÍS desde el primer número hasta hoy me faculta -creo yo- para decirle que el editorial El único criterio razonable (26 de abril), dedicado a las polémicas cintas grabadas al incauto Benegas, es indefendible. Si EL PAÍS está comprometido con los derechos del individuo -es su deber como medio de comunicación importante-, esos derechos, diga lo que diga, se han vulnerado. Cualquier persona, por muy pública que sea, tiene derecho a decir lo que le da la gana en la cama, en la ducha o en el coche. Somos un país en el que sólo algún santo -o algún imbécil- no ha...

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Mi condición de hincha de EL PAÍS desde el primer número hasta hoy me faculta -creo yo- para decirle que el editorial El único criterio razonable (26 de abril), dedicado a las polémicas cintas grabadas al incauto Benegas, es indefendible. Si EL PAÍS está comprometido con los derechos del individuo -es su deber como medio de comunicación importante-, esos derechos, diga lo que diga, se han vulnerado. Cualquier persona, por muy pública que sea, tiene derecho a decir lo que le da la gana en la cama, en la ducha o en el coche. Somos un país en el que sólo algún santo -o algún imbécil- no ha llamado alguna vez cabroncete al jefe. El cotilleo es sano, relajante, estimulante. Y no pasa nada. "Pocas amistades quedarían en este mundo si uno supiera lo que su amigo dice de él en ausencia suya" (Pascal).-

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