El presidente Soares mantuvo hasta la despedida un trato especial al Príncipe

El príncipe Felipe regresó a España a media mañana de ayer, tiras una estancia de cuatro días en Portugal. Siguiendo con el tratamiento de futuro jefe de Estado que se le ha dispensado, el presidente de la república, Mario Soares, acudió a despedir al Príncipe de Asturias del que ha sido su primer viaje oficial a un país europeo y que ha supuesto además el recuerdo de los lugares que acogieron a sus abuelos durante el exilio.

El príncipe Felipe abandonó el aeropuerto Portela, en Lisboa, a las 11,30 de ayer acompañdo de su ayudante, el coronel José Antonio Alcina, y del subsecretario del...

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El príncipe Felipe regresó a España a media mañana de ayer, tiras una estancia de cuatro días en Portugal. Siguiendo con el tratamiento de futuro jefe de Estado que se le ha dispensado, el presidente de la república, Mario Soares, acudió a despedir al Príncipe de Asturias del que ha sido su primer viaje oficial a un país europeo y que ha supuesto además el recuerdo de los lugares que acogieron a sus abuelos durante el exilio.

El príncipe Felipe abandonó el aeropuerto Portela, en Lisboa, a las 11,30 de ayer acompañdo de su ayudante, el coronel José Antonio Alcina, y del subsecretario del Ministerio de Asuntos Exteriores. Máximo Cajal. Concluía así la visita iniciada el pasado jueves a Portugal, una visita en la que el reconocimiento de don Felipe hacia el país que acogió a su familia, en el que su padre pasó algunos años de su juventud y en el que él mismo disfrutó de numerosas vacaciones.Este agradecimiento se plasmó ya en el primer discurso de don Felipe en tierra portuguesa, pronunciado ante Mario Soares en el palacio de Belem en la tarde del jueves. En sus últimas palabras oficiales, pronunciadas ante el alcalde de Lisboa en la mañana del sábado, volvió a insistir: "Con especial satisfacción y alegría realizo mi primera visita oficial a esta bellísima capital, dos años después de la efectuada por mis padres, los Reyes de España. Ello se debe no sólamente a las excelencias que encierra esta ciudad y, a la magia con que cautiva a sus visitantes, sino también porque Lisboa y Portugal acogieron durante muchos años, con generosidad y cariño, a mis abuelos y a mi padre".

De hecho, el Único acto fuera de programa realizado por don Felipe durante este viaje ha sido la improvisada visita a Villa Giralda, la casa de Estoril en la que se instalaron los Condes de Barcelona en 1946.

Los recuerdos de su infancia y de la juventud de su padre se prolongaron por la noche, durante la cena que la familia Espíritu Santo le ofreció en la. quinta de Santa Marta, una finca situada en la localidad de Cascais, a unos 20 kilómetros de Lisboa.

Silencio de Puig de la Bellacasa

A la cena, que terminó a las 2.30 horas, acudieron unos 100 jóvenes, la mayoría hijos de los 10 hermanos que integran la mencionada familia. Fue una fiesta en la que sólo se habló en castellano, ya que las nuevas generaciones de los Espíritu Santo han estudiado o estudia en el colegio Español de Lisboa. A este acto privado también asistió la hija del embajador español en Lisboa, José Joaquín Puig de Bellacasa, el diplomático que fuera secretario general de la Casa Real hasta el pasado mes de febrero. Puig de la Bellacasa, que tuvo que dejar el palacio de la Zarzuela por falta de entendimiento con sus superiores, prefirió no efectuar ninguna declaración en torno al viaje de don Felipe de Borbón a Portugal.

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En contra de lo que, viene siendo habitual, el secretario general de la Casa de Su Majestad el Rey, Joel Casino no ha acompañado en esta ocasión a don Felipe.

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