Cartas al director

Como cerdos

El pasado 3 de abril, a las 18.25 (minuto más o menos), el microbús M-7 se encuentra abarrotado de pasajeros que pugnan heroicamente por mantener el equilibrio, a pesar de los frenazos y arranques a los que se ven sometidos.En la primera parada, en la calle de Goya, inmediatamente después de dejar Alcalá, yendo hacia Colón, se bajan numerosos usuarios, dejando espacio a los que suben. De repente, el conductor se pone en pie y, de espaldas al volante, increpa furiosamente a los viajeros: "A ver, ¿acaso tengo yo la culpa de que vayan como cerdos? No se amontonen a la entrada, joder!".

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El pasado 3 de abril, a las 18.25 (minuto más o menos), el microbús M-7 se encuentra abarrotado de pasajeros que pugnan heroicamente por mantener el equilibrio, a pesar de los frenazos y arranques a los que se ven sometidos.En la primera parada, en la calle de Goya, inmediatamente después de dejar Alcalá, yendo hacia Colón, se bajan numerosos usuarios, dejando espacio a los que suben. De repente, el conductor se pone en pie y, de espaldas al volante, increpa furiosamente a los viajeros: "A ver, ¿acaso tengo yo la culpa de que vayan como cerdos? No se amontonen a la entrada, joder!".

Me encuentro entre los cerdos que van sentados, lo que me sitúa en posición ventajosa para sujetar a otro cerdo que de pocas se rompe la crisma al arrancar el autobús con idéntica furia a la demostrada por su conductor.

Desde aquí quisiera enviar mi solidaridad a los infelices pasajeros del día 3 de abril de 1991, a las seis y pico de la tarde, del autobús matrícula M-0602-HN, de Madrid (Capital de la Cultura).- María del Carmen González.

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