El ocio de la mujer
El pasado 23 de marzo acudí con mi novia a visitar, unos más entre multitud de gente, la Expo-Ocio de Madrid.Miles de artículos pensados y diseñados para el ocio. Bien. Cada pabellón estaba dedicado a un aspecto. Todo fue bien hasta que llegamos al denominado Fémina. Perfecto. Veremos qué puede hacer la mujer en su tiempo libre y de ocio.
¡Sorpresa! Junto a la misma entrada nos bombardearon unas señoritas, excesivamente insistentes e inquisitivas por otra parte, ofreciéndonos la octava maravilla del mundo: un robot limpiador.
Desilusión. ¿Es ésta la idea que tienen los organizado...
Regístrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
El pasado 23 de marzo acudí con mi novia a visitar, unos más entre multitud de gente, la Expo-Ocio de Madrid.Miles de artículos pensados y diseñados para el ocio. Bien. Cada pabellón estaba dedicado a un aspecto. Todo fue bien hasta que llegamos al denominado Fémina. Perfecto. Veremos qué puede hacer la mujer en su tiempo libre y de ocio.
¡Sorpresa! Junto a la misma entrada nos bombardearon unas señoritas, excesivamente insistentes e inquisitivas por otra parte, ofreciéndonos la octava maravilla del mundo: un robot limpiador.
Desilusión. ¿Es ésta la idea que tienen los organizadores sobre el ocio de la mujer? ¿Por qué, en primera fila, destaca una máquina creada para trabajar en las tareas del hogar? ¿Es esto verdadero ocio? ¿Así han de ocupar su tiempo libre, realizando un trabajo en el hogar que casi nunca se ve agradecido? ¿Por qué en la exposición, en "zonas para el hombre", no se ofrece la misma máquina?
Una vez más las tareas del hogar están reservadas exclusivamente para las mujeres, cuando debían ser compartidas.
Resulta vergonzoso que en una exposición de esta envergadura se caiga en estas actitudes. Echamos de menos más apartados dedicados exclusivamente al ocio y tiempo libre de la mujer: literatura, viajes, cultura... y menos coger la fregona (eso sí, robotizada y vaporizada) y limpiar la casa.