Entrevista:

"El final de la civilización occidental se acerca"

Shintaro Ishihara, 58 años, alto bien parecido, amante de la vela atípicamente japonés por su manera de hablar directa, sin elipsis está catalogado como un conservador nacionalista -él se define de centro-Izquierda-, con cierta popularidad, especialmente entre las mujeres, por su carrera como novelista de éxito, prácti camente aparcada desde que se metió en política a finales de los sesenta, su experiencia como director y guionista de cine y su pasado aventurero. Ha sido dos veces ministro e intentó ser jefe de Gobierno cuando los liberales eligieron a Toshiki Kaifu, en agosto de 1989. En el p...

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Shintaro Ishihara, 58 años, alto bien parecido, amante de la vela atípicamente japonés por su manera de hablar directa, sin elipsis está catalogado como un conservador nacionalista -él se define de centro-Izquierda-, con cierta popularidad, especialmente entre las mujeres, por su carrera como novelista de éxito, prácti camente aparcada desde que se metió en política a finales de los sesenta, su experiencia como director y guionista de cine y su pasado aventurero. Ha sido dos veces ministro e intentó ser jefe de Gobierno cuando los liberales eligieron a Toshiki Kaifu, en agosto de 1989. En el partido dicen que no cuenta, que no es fiable y que su idearlo no tiene ni pies ni cabeza. Pero él, que suele estar siempre en el centro de la actualidad, sigue aspirando a la jefatura.Pregunta. ¿Qué debería haber hecho a su juicio el Gobierno japonés cuando estalló la reciente crisis del Golfo?

Respuesta. El Gobierno decidió contribuir pagando una enorme cifra de dinero. Hasta el día de hoy nada sabemos sobre cómo han utilizado el dinero los norteamericanos, ni cuánto ni en qué van a gastarlo a partir de ahora. Pero hemos decidido pagar de un modo un tanto estúpido. [Al inicio de la crisis, el Gobierno de Kaifu acordó destinar 2.000 millones de dólares para el despliegue de la fuerza multinacional y otros 2.000 millones en préstamos no vinculados a Egipto, Jordanla y Turquía, que no han sido todavía completamente desembolsados. Tras el estallido de la guerra, asignó 9.000 millones, teóricamente para fines no militares de la coalición antiffaquí pendientes aún de aprobación parlamentaria].

P. ¿Estúpido porque Japón debería haber contribuido de otra manera, mandandó, por ejemplo, tropas?

R. La Constitución prohíbe el envío de tropas. Digo estúpido porque los norteamericanos han dicho que pagáramos esa suma y nosotros simplemente hemos obedecido. Y creo que la opinión pública piensa igual que yo. Japón tendría que haber puesto algunas condiciones en el pago; la primera, que no fuera expedido para fines bélicos. La ONU no es muy eficiente, pero creo que debemos seguir respetando sus resoluciones. Y eso pese a que todavía no ha abrogado el artículo de sus estatutos que afirma que Japón y Alemania son naciones enemigas. A mi juicio, Japón tendría que haber contribuido antes de que estallara la guerra del Golfo enviando navíos militares para proteger el tráfico de petroleros en la zona. Esa solución habría servido mucho más que la aportación de dinero.

P. Pero ¿ello no habría significado una violación al artículo 9 de la Constitución, que prohíbe el envío de fuerzas al exterior para resolver conflictos?

R. No, porque en tanto en cuanto no violaran las aguas territoriales de los países en conflicto no habría supuesto atentar contra el artículo 9. Insisto en que si hubiéramos puesto alguna condición a nuestra contribución económica para solucionar la crisis tal vez tendríamos hoy más peso influyente, pero no ha sido así. Japón tenía hasta ahora muy buenas relaciones con Irak, si se tiene en cuenta que el 73% de la ayuda oficial que reciben los iraquíes de los países desarrollados procede del Gobierno japonés.

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El militarismo

P. ¿Cree que su país debería reformar su Constitución, al menos el artículo 9?R. Cambiar el artículo 9 es casi imposible, porque el proceso sería muy largo y bastante complicado. La Constitución fue diseño norteamericano y el artículo 9 fue una estrategia norteamericana. Para modificarla se necesita dos tercios de apoyo parlamentario y luego someterla a referendo popular. El cambio de ese artículo despierta todavía hoy una honda conmoción entre la derecha y la izquierda.

P. Si se eliminara el artículo 9, ¿habría algún peligro de que resurgiera el militarismo?

R. Ante todo, lo que hay que hacer es cambiar la visión de la historia. Japón hizo la guerra para defenderse del bloqueo económico. Si se suprimiera el artículo 9 no habría motivo para temer cualquier oleada militarista. No tenemos necesidad de invadir ningún país de la región. China, por ejemplo, sin muchos recursos naturales, no es que resulte demasiado atractivo. Muchos países de Extremo Oriente se hallan hoy dominados por la superioridad tecnológica japonesa y las relaciones con los de Oriente Próximo son en general muy buenas debido también a la fuerte presencia comercial.

P. ¿Cuál piensa que va a ser la función que desempeñará Japón en el proceso de reconstrucción de Oriente Próximo y en el "nuevo orden "nternacional" del que habla Bush?

R. Hay que examinar primero qué razón ha provocado la guerra del Golfo. El final de la civilización occidental se acerca al tiempo que otras están a punto de hacerse más fuertes, como escribió Oswald Spengler en La decadencia de Occidente. La historia cambia. El representante más sobresaliente de esa civilización en crisis es Estados Unidos, cuyo poder ahora se está debilitando y por eso el modernismo occidental está tocando fondo. Van a surgir otras civilizaciones que darán lugar a un nuevo orden, pero antes el mundo atravesará por otra fase conflictiva. Creo que después de esta guerra del Golfo seremos testigos de otra en la que también se verá envuelta Asia. Una guerra entre cristianos y musulmanes. Los enfrentamientos entre China y la URSS volverán a reproducirse.

P. ¿La visita de Gorbachov, en abril, a Tokio permitirá normalizar las relaciones entre los dos países y resolver el litigio de las cuatro islas frente a las Kuriles, cuya soberanía reclama Japón?

R. En primer lugar, la probabilidad de que venga está al 50% debido a los graves problemas internos que existen en la URSS. Además, incluso si viene, no tendrá ningún poder de decisión política. El presidente de Rusia, Borís Yeltsin, dice que las islas pertenecen a esa república, con lo cual, aunque Gorbachov diga lo contrario, el problema no habrá quedado resuelto.

P. ¿Son importantes estas islas para Japón?

R. Tienen una importancia simbólica, representan el poder de Japón. Por eso es importante recuperarlas.

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