Tragados por la tierra

Continúa la búsqueda del avión militar desaparecido hace nueve días

Nadie ha podido conseguir hasta ahora ni el más ligero rastro del aviocar C-212 que despegó el pasado día 6 a las 11.40 de la base salmantina de Matacán con cinco militares a bordo. Equipos de rescate del Ejército del Aire, Guardia Civil, Cruz Roja y grupos de vecinos de los pueblos acostumbrados al rugir de los aviones que atraviesan su cielo en vuelos de instrucción han escudriñado sin éxito tierra, aire y agua de Salamanca, Ávila y Cáceres. Un alto mando de la escuela aérea de Matacán, tras una semana de intensa búsqueda, afirma: "Parece como si se les hubiera tragado la tierra".

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Nadie ha podido conseguir hasta ahora ni el más ligero rastro del aviocar C-212 que despegó el pasado día 6 a las 11.40 de la base salmantina de Matacán con cinco militares a bordo. Equipos de rescate del Ejército del Aire, Guardia Civil, Cruz Roja y grupos de vecinos de los pueblos acostumbrados al rugir de los aviones que atraviesan su cielo en vuelos de instrucción han escudriñado sin éxito tierra, aire y agua de Salamanca, Ávila y Cáceres. Un alto mando de la escuela aérea de Matacán, tras una semana de intensa búsqueda, afirma: "Parece como si se les hubiera tragado la tierra".

Aquel miércoles hacía un tiempo infernal". Las previsiones anunciaban un fuerte viento, nieve en las alturas y grandes bancos de niebla, un compendio de condiciones meteorológicas adversas difíciles de sortear. No obstante, la ruta que iba a tomar el aparato era sobradamente conocida por el capitán instructor, Ángel Martín, de 28 años, natural de Sorihuela (Salamanca). El cuadrilátero que formaba el trayecto Matacán-Ávila-Béjar y Santiespíritu, sobrevolaba su pueblo natal. "Cuando pasaba por aquí solía dar dos vueltas para que supiéramos que era él", asegura Ángel García, de Sorihuela, amigo y quinto de Martín.Tanto el capitán, con unas 2.000 horas de vuelo, como el subteniente mecáníco, Vicente Revilla Ruiz, salmantino de 48 años, con 7.000 horas, son dos de los miembros de la base que cuentan con más experiencia. El resto de la tripulación, Ángel Bas Duque, Vicente Utrilla Rata y Hernán Gabriel Pérez del Pulgar, madrileños de entre 20 y 23 años, sargentos alumnos, tenían a Ángel Martín como piloto profesor desde octubre.

Ese día se trataba de un vuelo de navegación visual, como tantos otros, cuyo trayecto había sido elaborado por la propia tripulación. Durante el vuelo no se produjo ningún tipo de comunicación con la base de Matacán. Esta situación era normal "en caso de que no ocurriera ningún imprevisto", según fuentes de la escuela aérea. La llegada estaba prevista a las 14.45. El avión contaba con autonomía de vuelo hasta. las 18.30.

Desde el día 6 el Gobierno Civil y la base militar de Matacán, donde permanecen día y noche los famillares de los cinco desaparecidos, han recibido centenares de llamadas telefónicas de personas que creen haber visto por última vez el aparato.

El Ejército, Guardia Civil, Cruz Roja y demás voluntarios han peinado por aire y tierra amplias zonas de monte de Salamanca y las provincias colindantes, a pesar de que las condiciones meteorológicas no han mejorado. Ayer, la búsqueda se intensificaba con buceadores de la Cruz Roja en el pantano de Santa Teresa, a unos 35 kilómetros de Salamanca.

Sagrario Parde y Teodosia, dos vecinas de Aldeavieja, han asegurado que aquel miércoles oyeron una fuerte explosión en las inmediaciones del embalse. La hipótesis que baraja el Ejército del Aire hace referencia a la posible ubicación del aparato en alguna sierra de altura donde la nieve impide que se vea.

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