El suelo del furgón del que escaparon cuatro presos en Valladolid estaba oxidado

El suelo del furgón de la Guardia Civil del que escaparon el pasado lunes en Valladolid cuatro reclusos -dos de ellos ya capturados- era de chapa de un milímetro de espesor, similar a los de cualquier autobús, y estaba oxidado en el punto en el que los prófugos realizaron el agujero, según consta en el informe pericial realizado por el instituto armado.

Para abrir el orificio, hecho del que se ha autoinculpado el ya detenido José Romero Chulía, se empleó una pata metálica del asiento de los reclusos. Entretanto, la policía peina Valladolid en busca del triple asesino Juan José Ga...

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte

El suelo del furgón de la Guardia Civil del que escaparon el pasado lunes en Valladolid cuatro reclusos -dos de ellos ya capturados- era de chapa de un milímetro de espesor, similar a los de cualquier autobús, y estaba oxidado en el punto en el que los prófugos realizaron el agujero, según consta en el informe pericial realizado por el instituto armado.

Para abrir el orificio, hecho del que se ha autoinculpado el ya detenido José Romero Chulía, se empleó una pata metálica del asiento de los reclusos. Entretanto, la policía peina Valladolid en busca del triple asesino Juan José Garfia y del cuarto fugado, Antonio Vázquez Vázquez.El informe pericial realizado por la policía judicial de la Guardia Civil revela que la fuga se produjo a través de un hueco realizado en el suelo del vehículo en su parte izquierda delantera, a través del cual los presos alcanzaron el maletero y de ahí salieron a la calle.

El suelo del furgón es de chapa de un milímetro de espesor, según el informe, que añade que en el lugar donde se realizó la abertura el metal estaba oxidado, lo que le hacía aún más endeble. Su apariencia, según las fotos periciales, recuerda la estructura del suelo de cualquier autobús público, con similar consistencia.

Este documento apunta a que el orificio en el suelo se realizó con una pata metálica arrancada del asiento de los reclusos. El primero de los fugados que fue capturado, José Romero Chulía, ha reconocido que realizó el agujero él solo. Medios de la investigación sospechan que este recluso no quiere reconocer que contó con la complicidad de otros presos al tramar y ejecutar el plan.

Interrogantes

El informe de la Guardia Civil sostiene que los presos iban esposados y las puertas de las celdas cerradas. Ello se contradice con la declaración efectuada ayer por José Campillo Nim, segundo fugado capturadó, ante el juzgado de Instrucción número 4 de Valladolid, cuyo titular accidental es Francisco Salinero. Campillo afirmó que no iban esposados y que las celdillas del furgón estaban abiertas. Según su testimonio, "iba por el pasillo del furgón, al pasar vio que había un hueco en la celdilla y me fugué por él".En medios de la investigacion se plantea otro interrogante: "¿cómo sin herramientas ni nada consigue un recluso arrancar una pata que es de metal?". Otra incógnita esencial es si, como se difundió inicialmente, los cuatro reclusos fugados compartían la misma celdilla o, por el contrario, como indican las declaraciones de los ya capturados, viajaban agrupados de dos en dos, hecho que también parece abonar el informe pericial. Si resulta que cada celdilla sólo la ocupaban dos reclusos, y dado que los fugados fueron cuatro, esto demostraría que las puertas de al menos dos compartimentos no estaban cerradas, en contra de la versión oficial.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Para despejar todas estas dudas el juez del caso, según fuentes próximas a la investigación, llamará a testificar en los próximos días a todos los guardias civiles que participaron en esta conducción de presos, para esclarecer en qué circunstancias se produjo la fuga.

Archivado En