Rápida y limitada

Sadam Husein ha desafiado una vez más la lógica occidental y ha retado a las fuerzas aliadas a ir a buscarle a Kuwait. La guerra terrestre ha comenzado, y esto debe encararse con resignación y con dos esperanzas nuevas: que por razones humanas sea rápida y que por razones políticas sea limitada.Los estadounidenses son lentos para el enfado, pero, una vez que se les provoca, son lentos también para calmarse; por ello habrá un impulso natural a favor de devastar el potencial militar iraquí. Aunque comprensible, esa ira deberá ser controlada.

Poner un límite a la guerra del Golfo sirve a l...

Sadam Husein ha desafiado una vez más la lógica occidental y ha retado a las fuerzas aliadas a ir a buscarle a Kuwait. La guerra terrestre ha comenzado, y esto debe encararse con resignación y con dos esperanzas nuevas: que por razones humanas sea rápida y que por razones políticas sea limitada.Los estadounidenses son lentos para el enfado, pero, una vez que se les provoca, son lentos también para calmarse; por ello habrá un impulso natural a favor de devastar el potencial militar iraquí. Aunque comprensible, esa ira deberá ser controlada.

Poner un límite a la guerra del Golfo sirve a los intereses a largo plazo de EE UU de tres formas muy significativas: dejándole a Irak fuerza suficiente para defenderse de sus ambiciosos enemigos, evitando el cenagal que supondría una ocupación por Estados Unidos y eludiendo fricciones innecesarias con la Unión Soviética.

Es probable que una guerra terrestre limitada a la liberación de Kuwait dejara a las fuerzas iraquíes reducidas a un nivel tolerable -e incluso deseable-tras la guerra. Por el contrario, una guerra total destruiría la mayor parte de lo que queda del Ejército iraquí, con lo que Irak quedaría como presa fácil de sus enemigos tras la batalla. (...)

En definitiva, Bush tiene razones de peso para limitar la guerra a los objetivos iniciales, y, una vez conseguidos éstos, desmontar la operación rápidamente. (...)

25 de febrero