El Banco de España advierte que la inflación puede acentuarse si no se moderan los salarios

El impacto de las subidas salariales en el aumento de la inflación constituye la preocupación prioritaria del Banco de España al inicio de 1991. A pesar de que el índice de precios al consumo (IPC) registró una suave pero significativa moderación en 1990, al situarse en el 6,5% frente al 6,9% del año anterior, los expertos del banco emisor consideran que las tensiones inflacionistas no tan sólo no están vencidas, sino que incluso pueden volver a dispararse.

Las autoridades también muestran su inquietud por la desaceleración de la demanda nacional real, su impacto en los beneficios e inv...

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El impacto de las subidas salariales en el aumento de la inflación constituye la preocupación prioritaria del Banco de España al inicio de 1991. A pesar de que el índice de precios al consumo (IPC) registró una suave pero significativa moderación en 1990, al situarse en el 6,5% frente al 6,9% del año anterior, los expertos del banco emisor consideran que las tensiones inflacionistas no tan sólo no están vencidas, sino que incluso pueden volver a dispararse.

Las autoridades también muestran su inquietud por la desaceleración de la demanda nacional real, su impacto en los beneficios e inversiones de las empresas y, en consecuencia, su efecto negativo en el ritmo de creación de empleo que en 1990 no superará el 2,7% frente al 4, 1 % alcanzado el año anterior.El análisis de las tendencias recientes de la economía española, elaborado por el Banco de España, advierte que el diferencial de inflación que mantiene España en relación con los países que integran la banda estrecha del Sistema Monetario Europeo (todos excepto Reino Unido y España) "es muy elevado y podría acentuarse aún más, si no remiten las alzas salariales".

El informe subraya que la tasa de aumento del deflactor del producto interior bruto (PIB) fue del 7,3% en 1990, similar a la registrada el año precedente, "lo que da la idea de las tensiones inflacionistas que aún subyacen en la evolución reciente de la economía española". El deflactor del PIB mide sólo los efectos inflacionarios en los factores de producción -básicamente en salarios y beneficios empresariales- y los expertos del Banco de España consideran que refleja con mayor fidelidad la inflación. La ventaja del IPC es que se conoce mensualmente entras que el deflactor del PIB sólo se conoce anualmente

El informe llama la atención sobre la reciente evolución de los costes salariales, según la Encuesta de Salarios. Así, seña la que la ganancia media por persona y mes durante el tercer trimestre, con respecto al mismo, periodo de 1989 era del 8,3% en los sectores no agrícolas (8,4% en la industria, 10 5% en la construcción, y del 7:8% en los servicios), mientras que el índice interanual de los jornales agrarios en dicho trimestre era del 12,2% frente al 10% del tercer trimestre de 1989.

El otro aspecto que se destaca es la caída de la demanda nacional. El crecimiento real de la demanda interior se situó en el segundo semestre en torno al 2,5% en relación al semestre precedente, dos puntos porcentuales menos, aproximadamente, que el aumento registrado en la primera mitad del año.

Más exportaciones

Al disminuir la presión de la demanda interior, mejoró la evolución de las exportaciones que acentuaron notablemente su crecimiento a lo largo del año 1990, debido al mantenimiento del tipo de cambio. Paralelamente, también se registró una reducción de la tasa de importaciones debido al descenso generalizado de la actividad. Ello contribuirá a una pequeña mejora de la balanza por cuenta corriente. Se espera que el déficit por cuenta corriente sea de 1.608.000 millones de pesetas, lo que supone un 3,2% del PIB, un porcentaje idéntico al registrado en el año anterior.

En resumen, el Banco de España estima que el crecimiento real del producto interior bruto en el promedio de 1990 fue del 3,6%, un 1,2% menos que en el año precedente. Las autoridades insisten en que el grado de convergencia con los países que conforman el núcleo central del SME dista mucho de ser suficiente. En este sentido, insiste que "ante la perspectiva de la integración europea y la constitución del mercado único nuestros costes siguen creciendo a ritmos superiores a los de dichos países y, por tanto, no se ha avanzado en la recuperación de la competitividad de la economía española".

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