GUERRA EN ORIENTE PRÓXIMO

La 'tribu' hace cola para ir a la guerra

El viaje de Ammán a Bagdad, más solicitado que la excursión a la antigua Petra

ANTONIO CAÑO ENVIADO ESPECIAL, Aunque nadie pueda creerlo, el itinerario Ammán-Bagdad es hoy uno de los más solicitados y caros del mundo, mucho más, por ejemplo, que la excursión para visitar los excepcionales y pacíficos restos de la antigua cultura nabatea en Petra, aquí mismo, en Jordania. Cientos de periodistas extranjeros, además de pacifistas y empleados de organizaciones internacionales humanitarias se afanan estos días en Ammán por encontrar cupo en los restringidos grupos que viajan desde aquí hasta el corazón de la guerra en Bagdad.

El trayecto cuesta más que un crucero por e...

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ANTONIO CAÑO ENVIADO ESPECIAL, Aunque nadie pueda creerlo, el itinerario Ammán-Bagdad es hoy uno de los más solicitados y caros del mundo, mucho más, por ejemplo, que la excursión para visitar los excepcionales y pacíficos restos de la antigua cultura nabatea en Petra, aquí mismo, en Jordania. Cientos de periodistas extranjeros, además de pacifistas y empleados de organizaciones internacionales humanitarias se afanan estos días en Ammán por encontrar cupo en los restringidos grupos que viajan desde aquí hasta el corazón de la guerra en Bagdad.

El trayecto cuesta más que un crucero por el Caribe o que la vuelta al mundo, con Concorde incluido: depediendo del tamaño y el tiempo de utilización del vehículo, el precio oscila entre las 500.000 y el 1.500.000 de pesetas, sin contar con las provisiones e instrumentos de trabajo imprescindibles para afrontar la empresa.'Irak y no volverás'

Antes de emprender el camino -que los periodistas, con su insoportable humor negro, llaman ya "de Irak y no nokerás"- hay que salvar el obstáculo burocrático de los visados expedidos por la Embajada iraquí en Ammán donde se reciben diariamente decenas de solicitudes.

Un paciente funcionario comparece dos veces cada día en la puerta de la Embajada para dar explicaciones sobre los obvios problemas de su Gobierno para satisfacer todas las demandas y guarda en algún cajón de su oficina, como un nuevo Aladino, la lista mágica que incluye los nombres de los seleccionados para presenciar la guerra en directo.

Desde el inicio de los combates se han concedido ya 24 permisos para que otros tantos periodistas pudieran cruzar la frontera, pero sólo 17 de ellos resolvieron con un paso adelante la contradicción entre el deber y el amor a la propia vida. El bar del hotel Intercontinental -una marca que se ha convertido ya en antesala universal de las guerras- es cada noche escenario de un patético cruce de sofismas y chistes baratos para esconder el miedo.

La expectativa del viaje a Bagdad ha convertido a los aspirantes en empedernidos compradores. El artículo más solicitado son las antenas parabólicas, con las que todo el mundo quiere so lucionar, una vez en Irak, los problemas de comunicación pro vocados en el país vecino por los bombardeos aéreos norteamericanos.

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Al menos cuatro de esos mo dernos artilugios de transmisión han cruzado ya el desierto que separa Amnián de Bagdad en manos de otras tantas compañías periodísticas que no quieren depender de la rara generosidad de los colegas. Pasta dentífrica, máscaras de gas, medicinas, vitaminas, alimentos concentrados, papel higiénico, leche en polvo, agua, y gasolina forman también parte del cargamento precautorío dispuesto ya por muchos reporteros. Un italiano, criticando la desidia de los anglosajones por su propio aspecto, está decidido a incluir un par de buenos trajes en su maleta para afrontar con dignidad lo que los acontecimientos gusten deparar. Todas las extravagancias imaginables se dan cita estos días en Ammán. Periodistas surcoreanos proponen expediciones conjuntas a los mexicanos, otros dejan crecer ilusiones falsas porque el esforzado Adnán de la Embajada iraquí les ha sonreído. Algunos luchan horas para conseguir un impreso de solicitud de visado, sin saber que un palestino vende, justo al lado, por dinar y medio el formularlo y cuatro fotos.

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