"...Para cuando llegue esta carta ya estoy en España"

Los padres de los soldados españoles enviados al Golfo vivieron anoche con angustia las noticias sobre la guerra. Todos los familiares consultados por este periódico a primeras horas de la madrugada se interesaron por conocer los últimos detalles ante la ausencia de información directa de las autoridades. La madre de uno de ellos relató que hace unos días leyó una carta de su hijo donde decía: "A lo mejor para cuando llegue esta carta ya estoy en España".

Isabel Lobé, de 41 años, que vive en Barcelona, es la madre de Germán Blanco, de 19 años camarero de oficio que perdió el trabajo cua...

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Los padres de los soldados españoles enviados al Golfo vivieron anoche con angustia las noticias sobre la guerra. Todos los familiares consultados por este periódico a primeras horas de la madrugada se interesaron por conocer los últimos detalles ante la ausencia de información directa de las autoridades. La madre de uno de ellos relató que hace unos días leyó una carta de su hijo donde decía: "A lo mejor para cuando llegue esta carta ya estoy en España".

Isabel Lobé, de 41 años, que vive en Barcelona, es la madre de Germán Blanco, de 19 años camarero de oficio que perdió el trabajo cuando acudió al servicio militar, informa Alex Grijelmo. Ahora está en la fragata Numancia. "He llamado a Marina, ha cogido el teléfono una persona y me ha pasado sucesivamente a dos o tres extensiones. Y nadie contestaba. Un día como hoy", opina Isabel, "debía haber alguien para contestar a los familiares, pero no había nadie. Al final me pasa ron con un señor que no sé quién era, le dije que queria sa ber dónde está mi hijo, y me colgaron el teléfono. Volví a llamar, y se puso otro señor Me dijo que llamase a Defensa. Llamé a Defensa, y me pasaron con alquien que supongo era un mando. Y me dijo: 'Ahora no le puedo atender'. Y me colgó el teléfono".La madre de Germán Blanco cree que su hijo no se halla preparado para esta situación, y que las tropas españolas debían estar integradas totalmente por profesionales. "Hay muchos militares que siguen tranquilamente aquí mientras mi hijo, que es camarero, está en el Golfo". "Mi hijo pequeño, de seis años, está muy afectado por todo esto, y tendré que llevarle al psicólogo". Y concluyó, indignada: "Después me gustaría pasarle la factura al presidente del Gobierno".

Encarna, otra madre de un soldado español enviado al golfo, relató esta madrugada a Antena 3 de radio: "No sabemos dónde está mi hijo. Hace tres días que tenía que haber vuelto, pero nos han tenido engañados a todos, a él y a nosotros. Hace unos días recibimos una carta suya donde decía: 'a lo mejor para cuando llegue esta carta yo ya estoy en España".

Inma Aragón, la novia del marinero de la corbeta Diana Óscar Coronel, comentaba a Ana Alfageme, por su parte, desde su domicilio en Barcelona: "A mí nadie me quita la intranquilidad". Hablaba sollozando, pero retenía perfectamente la hora en que comenzó el bombardeo de Bagdad: las 00.38. La joven, camarera, de 18 años, permanecía pegada al televisor en compañía de su padre y su hermano, y encaraba una larga noche en vela con la mente en su novio de 19 años, también camarero como ella en un bar de Badalona. Ya sabía que las naves se habían separado de la zona de conflicto pero eso no contribuyó a tranquilizarla. El martes habló con oscar, y él sabía que podía estallar la guerra: "No me dijo nada, pero le noté que tenía miedo". "Lo que me gustaría es que Óscar me llamase diciendo que está en Cartagena", concluyó Inma llorando.

El anuncio de la guerra le llegó a Josefina Macebosa, como a Inma, por la televisión. Era otra noche en vela, como la anterior, pegados seis miembros de la familia al aparato. Josefina, de 44 años y obrera textil, es madre de Emilio López, un aprendiz de electricista de 19 años, cabo segunda de la corbeta Infanta Cristina. Josefina llamó inmediatamente a Defensa. Trataron de tranquilizarla, pero sin éxito. "Nos han engañado. Dijeron que volverían".

Antonio Pinar y Pilar Peña, matrimonio de Fuenlabrada (Madrid) constituyen un caso singular: tres hijos en el Golfo. El primero, en el envío inicial; el segundo también regresó, hace unos días; y el tercero sigue allí, en la corbeta Infanta Cristina. "Sobre la flota española", explicaron anoche a Luis Fernando Durán, "tan sólo conocemos el comunicado que se ha ofrecido a través de los medios, en donde se indicaba que había una absoluta normalidad en nuestros buques".

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Al contrario que otros familiares de soldados españoles, Antonio Pinar considera que el riesgo físico para su hijo y las corbetas españolas es mínimo, ya que es imposible que les alcancen los misiles iraquíes y a la vez cuentan con protección de un portaaviones F-14. "Según mis datos, sólo unos bombarderos protección de cazas podrían llegar hasta las corbetas, pero esta hipótesis es bastante complicada", dice el padre.

Mientras tanto, Pilar Peña, la madre, se encontraba muy tensa y nerviosa y le costaba bastante hablar sin emocionarse.

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