Tribuna:

Causas y efectos

El peso de la coyuntura política internacional dejó ayer una huella mucho más que indeleble. La jornada bursátil ha de pasar a los anales de la inactividad. La expectación ante la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU en la madrugada del viernes -hora peninsular española- provocó ayer tal parálisis en las cotizaciones que los gráficos a la hora de los cierres no presentaban apenas ondulaciones. Fue un buen día para analizar posibles estrategIas de inversión, que serán útiles siempre que, después de la convulsión que se avecina en el Golfo, el poco dinero disponible vuelva a las bolsas. El...

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El peso de la coyuntura política internacional dejó ayer una huella mucho más que indeleble. La jornada bursátil ha de pasar a los anales de la inactividad. La expectación ante la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU en la madrugada del viernes -hora peninsular española- provocó ayer tal parálisis en las cotizaciones que los gráficos a la hora de los cierres no presentaban apenas ondulaciones. Fue un buen día para analizar posibles estrategIas de inversión, que serán útiles siempre que, después de la convulsión que se avecina en el Golfo, el poco dinero disponible vuelva a las bolsas. El binomio ahorro-gasto, sobre el que se basan todas las conductas económicas y que sustancia la psicología colectiva a partir de la que se elaboran políticas económicas posibles, está del lado de los austeros. Nadie realmente sensato se atreverá a poner en juego sus existencias de capital. Los mercados de acciones han descontado el efecto guerra del Golfo, pero el bolsillo de los pequeños inversores no ha optado todavía por la propensión al ahorro. Y es que el sentimiento de inseguridad no ha llegado aún y cuando nos alcance de lleno conviene que su efecto sea más persistente que las causas que lo motivan. Sólo entonces volverá la liquidez.

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