Tribuna:

La tentación manchesteriana

El controvertido y redivivo Alvin Toffler, inventor afortunado del mito de la tercera ola, renace ahora para recordar que quienes no creen en el valor añadido de la información viven todavía en la economía de las chimeneas. Conviene recordar en todo caso que el modo de producción informativo, para usar una acepción a medio camino entre un concepto clásico y otro puramente monetarista, sirve de modelo general y no de orientación concreta. El éxito personal de cualquier inversor está mucho más en función de su olfato que de la capacidad informativa general. La información es un ...

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El controvertido y redivivo Alvin Toffler, inventor afortunado del mito de la tercera ola, renace ahora para recordar que quienes no creen en el valor añadido de la información viven todavía en la economía de las chimeneas. Conviene recordar en todo caso que el modo de producción informativo, para usar una acepción a medio camino entre un concepto clásico y otro puramente monetarista, sirve de modelo general y no de orientación concreta. El éxito personal de cualquier inversor está mucho más en función de su olfato que de la capacidad informativa general. La información es un input del mercado, sobre todo en situaciones de casi competencia perfecta como lo es la Bolsa, aunque está archidemostrado que su dominio -en los justos términos de transparencia y legalidad- no ofrece grandes ganancias, sino que más bien exige aplicar mayor cautela ante las tomas de posición. El mecanismo en tiempo real fue la causante ayer, por ejemplo, de los cierres calamitosos a partir de la apertura bajista de Wall Street. La inmediatez es una forma de comprobar la incidencia mayúscula del input aludido, aunque en casos como éste por muy avispado que sea el analista difícilmente evitará la tentación manchesteriana de volver a las chimeneas.

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