Ciencia bajo cero

Dos investigadores españoles escalarán el monte más alto de la Antártida

Dos científicos españoles, Jerónimo López y Pedro Nicolás, partieron ayer rumbo a la Antártida para escalar el monte Vinsum, el más alto del continente helado (4.897 metros) y situado a unos 2.500 kilómetros al sur de Chile, con objeto de analizar la composición química de las precipitaciones y la historia geológica de la roca. En una aventura propia de la imaginación de Julio Verne, ambos científicos vivirán un mes en este desierto de hielo, sometidos a una temperatura constante entre los 15 y los 40 grados bajo cero.

"No vamos a batir un récord porque ya en 1967 una expedición de Esta...

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Dos científicos españoles, Jerónimo López y Pedro Nicolás, partieron ayer rumbo a la Antártida para escalar el monte Vinsum, el más alto del continente helado (4.897 metros) y situado a unos 2.500 kilómetros al sur de Chile, con objeto de analizar la composición química de las precipitaciones y la historia geológica de la roca. En una aventura propia de la imaginación de Julio Verne, ambos científicos vivirán un mes en este desierto de hielo, sometidos a una temperatura constante entre los 15 y los 40 grados bajo cero.

"No vamos a batir un récord porque ya en 1967 una expedición de Estados Unidos subió al Vinsum y nuestra estancia allí más que arriesgada va ser íncomoda", dice sin falsa modestia Jerónimo López, profesor titular de Geología en la Universidad Autónoma de Madrid, que junto con su colega de universidad, el geógrafo Pedro Nicolás, se convertirán en los primeros españoles en coronar esta cima."Un avión canadiense nos dejará en el centro de la Antártida, al pie de las montañas Ellsworth, una cordillera que se extiende a lo largo de 350 kilómetros y situada a unos 1.500 kilómetros de la base española Juan Carlos I, en las islas Shetlands del Sur. El terreno allí es muy árido, semejante al de Almería, con un viento muy frío y muy seco. Brilla el sol durante las 24 horas del día y a esas temperaturas la nieve nunca se funde, por lo que el problema principal es la deshidratación y el riesgo de que todo se puede congelar rápidamente. Llevamos comida para un mes y nos volveremos con toda la basura que generemos", dice con absoluta tranquilidad Jerónimo López.

Otra prueba de esta "íncomodidad", más prosaica pero no por ello menos importante, es que las necesidades fisiológicas, dice López, "tendrán que ser satisfechas en el interior de la tienda de campaña, en bolsas de plástico y, desde luego, sin tiempo para recrearse".

El objeto de la expedición, dentro del Programa de la Antártida español, consI stirá en analizar la composición química de las precipitaciones en una zona no contaminada, cuyos resultados serán contrastados con los que se tienen de otras cordilleras, y estudiar en detalle la evolución geológica y los fósíles que contienen unas rocas formadas hace 500 millones de años.

Laboratorio natural

Jerónimo López, que participó en la expedición española a la Antártida de principios de este año, no quiere ni oír hablar de "descubrimientos sensacionales". sino de "contribuir al conocimiento" de un continente que, desde la celebración del Año Geofisico Internacional de 1957, está siendo sistemáticamente explorado y que está de moda a partir del descubrimiento del agujero de la capa de ozono.Para este geólogo de 38 años, el Interés suscitado por la Antártida en los últimos años se debe a su condición de "laboratorio natural, que permite desde datar hielo de hace 200.000 años hasta registrar cómo era la composición de la atmósfera, comprender los cambios climáticos y la traslación de los continentes y, por tanto, descubrir las claves de la historia de la Tierra". La expedición coincidirá con la reunión que mantendrán este mes en Chile los países firmantes del Tratado Antártico sobre la protección del continente helado.

Los dos científicos tienen una larga experiencia como alpinistas. López ha subido a tres picos de 8.000 metros, entre ellos el Everest en 1988, y ambos han vivido el éxito y la desgracia en las cumbres. Sin embargo, esta vez la aventura "será una experiencia helada", como dice con humor Jerónimo López, que conflia en la amistad que les une para sobrevivir "a un mes de absoluta soledad, en el que no oiremos ni ruidos de animales ni el sonido del mar". Los expedicionarios estarán comunicados por radio con el exterior y la base más próxima al lugar donde instalen su campamento está a 200 kilómetros.

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